2.1.-
Introducción
El
tema de las hierbas adventicias es muy controvertido, ya que incluso en su
denominación surge una interesante polémica.
En
la que hemos llamdo agricultura industrial nos encontramos siempre con el
nombre de malas hierbas; Fryer (1968) diría que son plantas que
crecen donde no son deseadas, o según King (1966), con hábitos
competitivos y agresivos, de alta persistencia, sin utilidad o indeseables e
incluso perjudiciales para el hombre, animales y cosechas (Urbano Terrón,
1988). Por tanto se ha hecho todo lo posible por erradicarlas, utilizando
herbicidas de diversa naturaleza (Griffith, 1989), llegando incluso a suprimir
las labores que persiguen el mismo fin (Glover, Triplett, Van Doren, 1977).
Así
surgen incontrolables problemas que derivan del empleo irracional de estos
productos (El problema del uso de los herbicidas y el medio ambiente, por
Antonio J. Contreras Lerma. Jornadas de agricultura ecológica, 1985).
Sin
embargo es más apropiada la denominación de hierbas adventicias, ya
que presentan numerosas propiedades que son aprovechables en agricultura ecológica.
Las
hierbas
adventicias son para el agricultor ecológico los auxiliares que utilizan los
desequilibrios del suelo con vistas a fabricar o movilizar los elementos y
desarrollar la vida microbiana que faltaba. Entre estas ventajas cabe resaltar
las siguientes (Roger,1985; Cánovas Fernández, 1993):
-
Constituyen una cubierta vegetal que controla la erosión del suelo.
-
Son una fuente de recursos genéticos.
-
Albergan numerosos insectos que pueden ser beneficiosos para el cultivo, así
como pájaros, animales de caza e incluso peces, a los que ofrecen refugio y
alimento.
-
Sirven de indicadoras visuales del tipo de suelo (estado nutritivo, pH,
etc.). Así, si encontramos por ejemplo Mentha arvensis, Ranunculus
repens, etc., nos indican suelos con buena capacidad de retención de
agua, o si aparecen Urtica dioica, Chenopodium album, etc., se
trata de un suelo rico en nitrógeno. Con un pH ácido encontraríamos Veronica
officinalis, Ilex aquifolium, etc.
-
En algunas situaciones pueden usarse como colaboradoras de nuestra explotación,
actuando como mejorantes. Un ejemplo lo tenemos en el control de las hierbas adventicias con un cultivo
asfixiante, como en el caso del trigo sarraceno; una siega de ambos y su
posterior enterramiento como abono verde, mejorará el terreno para un próximo
cultivo.
-
Según Hallaire, se ha demostrado que un terreno mantenido limpio, sin
vegetación adventicia, pierde tanta agua por evaporación como si estuviera
cubierto por un continuo tapiz vegetal de malas hierbas, mientras que si éstas
permanecen durante el descanso entre cultivo y cultivo evitarán las pérdidas
por ejemplo de nitrógeno por lixiviación, que tan importantes pueden
resultar en países secos donde las lluvias suelen ser violentas (Meiklejohn,
1955).
-
Hay plantas que ayudan con sus secreciones radiculares a la destrucción de
los residuos tóxicos.
Las
propiedades mencionadas dan pie a la clasificación de las "malas
hierbas" según Singh (Benarés, 1939) en tres grupos: las ricas en nitrógeno,
las ricas en calcio y las ricas en potasio. De este modo, aparecen numerosas
clasificaciones entre las que hago destacar la que Jean Marie Roger indica en
su libro "El suelo vivo", en el que considera otros tres grupos
dependiendo del grado de competencia con el cultivo: Las "malas hierbas
" que son francamente un estorbo, las que molestan poco y las que uno ha
de desear ver en sus cultivos.
Tras
este pequeño inciso, si retomamos el tema de la perseverante destrucción de
estas plantas que persigue la agricultura convencional, vemos que lo que esta
insistencia consigue es la evolución del medio, de forma que hace aparecer
otras "malas hierbas" más fastidiosas y difíciles de destruir,
llegando incluso algunos desherbantes a favorecer la invasión de determinadas
adventicias al año sigiente de su empleo.
Por
tanto la base del control de las adventicias
está en la ejecución de
las prácticas culturales.
2.2.-
Control de las hierbas adventicias en los agroecosistemas
El
manejo de las hierbas adventicias consiste en cambiar el equilibrio
cultivo-hierba adventicia de forma que los rendimientos de los cultivos no se
reduzcan económicamente. Para lograr este objetivo existen diferentes métodos
que se clasifican en un primer escalón como prácticas culturales preventivas
y directas. Ambas están permitidas por el Consejo Regulador de la Agricultura
Ecológica (C.R.A.E., 1993), quedando por tanto prohibidos todos los
herbicidas compuestos por productos químicos de síntesis
2.2.1.-
Prácticas culturales preventivas
2.2.1.1.-
Rotación de cultivos
Las
rotaciones de cultivos mal estudiadas desequilibran los suelos, por lo cual se
enherban exageradamente (Cánovas Fernández, 1993).
2.2.1.2.-
Laboreo del suelo
El
momento de la labor es determinante en este aspecto. También hay que cuidar
que no se remonten a la superficie las capas profundas del suelo que pueden
llevar consigo reapariciones de adventicias.
La
inestabilidad estructural da lugar a que el suelo se apisone, favoreciendo la
germinación de semillas persistentes.
2.2.1.3.-
Fertilización
Todo
desequilibrio en la materia orgánica produce un desequilibrio microbiano,
enzimático y mineral que dará lugar a otras invasiones. Además su
fermentación facilitará la destrucción de semillas, cuidando la ausencia de
éstas en el material utilizado para la fabricación del compost y de las
camas.
2.2.1.4.-
Densidad de siembra
Hay
que determinar la distribución de las plantas y el lugar donde deben dejarse
o no crecer las adventicias, por ejemplo para promover el desarrollo de
poblaciones de insectos beneficiosos, etc.
2.2.1.5.-
Acolchado
Impide
la emegencia de gran número de adventicias, siempre que no agravemos el
problema porque el material no esté limpio de semillas.
2.2.1.6.-
Asociación de cultivos
El
cultivo intercalado puede aumentar la capacidad competitiva de los cultivos
contra las adventicias. Un ejemplo representativo es el del maíz asociado a
poroto verde, que además le servirá para entutorarse y al mismo tiempo
existirá una fijación de nitrógeno.
2.2.1.7.-
Prácticas alelopáticas
La
alelopatía es cualquier efecto dañino, directo o indirecto, de una planta
sobre otra mediante la producción de componentes químicos liberados en el
medio ambiente. Esta influencia alelopática es mayor cuanto más se acercan a
la madurez dichas plantas.
2.2.1.8.-
Autocontrol por prácticas culturales
Además
de cuidar la ausencia de semillas en los materiales para acolchado, compost
etc., deberemos evitar el transporte de éstas a través de los aperos y en
general de todo aquello que puede entrar en contacto con el cultivo.
2.2.2.-
Prácticas culturales directas
2.2.2.1.-
Medios mecánicos
Realizaremos
la bina o escarda con instrumentos que arranquen o envuelvan en la tierra las
hierbas adventicias.
Dentro
de los instrumentos manuales disponemos de: el escardador, el legón, la azada
de rueda con cuchillas escardadoras, la gubia de espárragos, etc.
Para
algunos cultivos, como la zanahoria, se puede realizar la "falsa
siembra", que consiste en preparar el terreno para la siembra, que se
efectuará dos o tres semanas más tarde, escardando mientras tanto.
También
se utilizan las rastras y el cepillo rotativo, pero un interesante sistema de
eliminación de "malezas" y restitución del suelo es el que propone
Edward Faulkner en su obra La insensatez del agricultor (1981): se
plantarán y se disquearán, antes de que florezcan con las malezas, dos
cosechas sucesivas de abono verde cada año durante el tiempo necesario (un
periodo de dos a cinco años) para agotar la existencia de semillas de malezas
y al mismo tiempo el terreno comience a ennegrecerse de nuevo.
2.2.2.2.-
Medios térmicos
Se
llevan a cabo en aquellas zonas donde no es posible la escarda mecánica y se
pueden realizar en pre-emergencia o post-emergencia del cultivo, de la forma
tradicional o mediante sistemas infrarrojos. Además, existen distintos tipos
de quemadores (tipo Biofarm, tipo Express, tipo Fitollama, etc.).
Algunas
adventicias, como las monocotiledóneas, son menos sensibles a estos
tratamientos, por lo que se debe repetir la operación y si es preciso
realizar previamente un desherbado mecánico.
2.2.2.3.-
Medios eléctricos
La
base de su funcionamiento reside en el empleo de corrientes de alto voltaje
que actúan por contacto.
Su
uso está muy extendido en Estados Unidos, pero su elevado coste impide su
difusión.