Las
típulas son las larvas de Típula oleracea (o T. paludosa), una
especie de mosquito gigante de largas patas, al que le gustan las zonas marítimas,
de inviernos suaves y muy lluviosos como en Galicia y la Cornisa Cantábrica,
donde también ataca las praderas naturales e incluso el maíz.
Las hembras de este mosquito ponen huevos en la cubierta vegetal. De estos
huevos nacen las larvas,
que son grises y duras, y se alimentan de raíces y cuellos de las plantas
durante el día y, cuando salen a la superficie, por la noche, de tallos y
hojas.
Cuando los ataques son importantes (100 larvas/metro cuadrado), el césped
pierde su sistema radicular, levantándose con facilidad.Para
su control se emplean insecticidas como carbaril, clorpirifos, foxim, fonofos,
etc.
7.2.
Gusanos de suelo.
En
este grupo se engloban larvas y orugas de varios insectos, coleópteros y
lepidópteros. Pueden encontrarse en el suelo sin ocasionar daños, pero
cuando su número aumenta pueden ocasionarlos. Destacan la rosquilla negra (Spodoptera
litoralis), gusanos blancos (Anoxia villosa), gusanos grises (Agrotis
segetum) y gusanos de alambre (Agriotes lineatus). Para su control
se emplea foxim, fonofos o carbaril a las dosis recomendadas por el
fabricante.
7.3.
Lombrices.
Las
lombrices de tierra son en general beneficiosas para el suelo, pero cuando el
pH es alto aparecen en un alto porcentaje, provocando la aparición sobre la
superficie de pequeños montículos de deyecciones. Para combatirlas debe
bajarse el pH del suelo, pudiéndose emplear insecticidas como el benomilo y
el metiltiofanato debido a su poder de repulsión.
7.4.
Otras plagas.
Hay
un gran número de ácaros e insectos que se pueden encontrar asociados a un césped
de una forma u otra, pero sólo unos pocos, afortunadamente, causan daños en
Europa.
Los
grillotopos o alacranes cebolleros causan daños directos al alimentarse
de raíces y cuellos de las plantas e indirectamente por las galerías
subterráneas que excavan, destruyendo las raíces que encuentran a su
paso, especialmente en céspedes recién sembrados. Son también más
activos por la noche.
Dentro
de los ácaros de los céspedes destaca la erinosis de las bermudas,
causada por Eriophyes cynodonensis.
Sobre
los tallos y hojas se pueden encontrar pulgones, cochinillas y larvas de
pequeños dípteros, sólo peligrosos esporádicamente, sobre todo en
verano. Todos ellos son de control relativamente fácil mediante
pulverizaciones foliares.
Sobre
la cubierta vegetal aparecen unas pequeñas manchas marrones de 2 a 6 cm de
diámetro que aumentan en número y tamaño si no se controla. Las hojas en
estas zonas se secan totalmente. Cuando el césped tiene rocío, se puede
observar el micelio blanquecino del hongo. Se presenta con temperaturas suaves
o cálidas y con altos niveles de humedad. Su control se realiza mediante
iprodiona, benomilo, clortalonil, fenarimol, etc.
8.2.
Hilo rojo (Corticium fusiforme).
Sobre
el césped aparecen unas manchas circulares de 5 a 20 cm de diámetro, con
hojas sanas y enfermas, con unos filamentos rojizos muy característicos. Su
aparición está ligada a las carencias nutricionales de nitrógeno y a la
humedad. Para su control se recomienda aplicar fertilizante y productos como
iprodiona, clortalonil, etc.
8.3.
Royas.
Ocasionadas
por los basidiomicetos de los géneros Puccinia y Uromyces,
provocan unas manchas de color amarillo claro en las hojas y tallos, pudiendo
formarse pústulas sobre las primeras. Su control se realiza tratando con
benodanilo y oxicarboxina.
8.4. Pythium.
Provocan
daños en las hojas y en el cuello-raíz de la planta. En las hojas aparecen,
en periodos calurosos y húmedos, manchas circulares y con una consistencia
aceitosa. Cuando ataca al cuello y a la raíz se produce un decaimiento
general de la planta. Si los daños aparecen durante la nascencia, puede
provocar la muerte de las plántulas. Para su control se realizan aplicaciones
con metalaxil, fosetil-Al, propamocarb, etc.
8.5. Helminthosporium.
Este
género de hongos provoca necrosis en las hojas, de color blanco amarillento
en el centro y negro en los bordes de unos 0,5 mm de ancho por 1-2 mm de largo
en la dirección de las nerviaduras. Aplicaciones con mancozeb, maneb,
iprodiona, procloraz, controlan la enfermedad.
8.6.
Fusariosis o moho blanco.
Es
la enfermedad fúngica más frecuente en los céspedes, sobre todo en las
zonas donde el clima es más húmedo. Este género provoca daños en las
hojas, corona y raíces de las plantas. Los daños en estas últimas son
característicos de tiempo cálido y seco. Los daños en hojas y en plántulas
pequeñas se presentan en condiciones de alta temperatura y humedad elevada.
Aparecen pequeñas zonas de hierba amarillenta, las manchas crecen hasta tener
unos 30 cm de diámetro y luego se fusionan entre sí formando extensas zonas
pardas en las que la hierba se muere. En tiempo húmedo los bordes de las
zonas enfermas pueden cubrirse de un moho lanoso blanco o rosáceo.
Para
su control es común el empleo de benomilo, metiltiofanato, carbendazina,
tiabendazol, procloraz, iprodiona, etc.