Antes
de la siembra se aconseja realizar las siguientes labores preparatorias del
terreno:
Eliminación
de piedras, tocones y raíces de árboles y malas hierbas preexistentes.
Se suele realizar en primavera o a comienzos del verano.
Nivelación
del terreno. Se dará al terreno una ligera pendiente para facilitar el
drenaje del suelo.
Labores
de drenaje del suelo. Se realizará en aquellas zonas en las que el
terreno queda anegado. El drenaje se conseguirá cavando el terreno y
añadiendo un perfil de arena gruesa en suelos pesados.
Cavado
del suelo. La cava consiste en remover el suelo con una horquilla o una
laya hasta unos 20 cm de profundidad, o menos si el suelo es menos
profundo. Según el tipo de suelo se añadirá arena o turba.
Desmenuzado
de los terrones. Su objetivo es proporcionar un lecho de siembra que
permita un crecimiento uniforme del césped, libre de agujeros y de
prominencias.
Consolidación
del suelo. Con ello se consigue una capa de suelo de cultivo de 3-5
cm.
Barbecho.
Su objetivo es acabar con las semillas latentes de las malas hierbas que
podrían germinar y causar problemas en el futuro césped. El
procedimiento tradicional consiste en dejar el terreno sin cultivar todo
el verano, cavándolo y rastrillándolo cada mes. Se eliminarán las malas
hierbas que vayan surgiendo.
En
la siembra se deben seguir una serie de pasos para obtener una pradera de
calidad:
Abonado
del suelo. Una semana antes de la siembra se aconseja abonar el suelo con
un fertilizante que favorezca la germinación de las semillas.
Época
de siembra. La mejor época del año es a finales de verano, o comienzos
de otoño, cuando el suelo aún está templado y el riesgo a que el agua
escasee va disminuyendo. La capa superficial del suelo deberá estar seca,
pero el resto húmedo.
Siembra.
La proporción media será de 30-40 g por metro cuadrado. Si la
proporción es menor el césped se verá ralo y laxo, si es mayor habrá
riesgo de abatimiento de las plantas.
Protección
de las semillas. Se aconseja rastrillar la zona cubriendo parcialmente las
semillas para evitar la desecación de las mismas.
Cuidado
de las plántulas. Las plántulas aparecerán a los 7-21 días de la
siembra. Se realizarán riegos suaves durante la germinación. Cuando la
hierba tenga una altura de 5-8 cm, se eliminarán los restos de piedras y
la hojarasca caída mediante un rastrillo de púas finas. Más tarde se
dará una siega superficial y muy suave.
El
tepe es un césped de alta calidad cultivado en origen hasta un estado
completo de madurez, momento en el que es extraído formando rollos que son
transportados y posteriormente transplantados en el terreno de destino.
El
tepe se extrae en placas rectangulares de 1 metro cuadrado de superficie con
15-20 cm de sustrato para facilitar su enrollado y garantizar el perfecto
enraizamiento posterior en el terreno definitivo.
En
el mercado se pueden encontrar tres tipos de tepes:
Tepe
Meadow (pradera). Es el más barato y el más frecuente. Forman un césped
utilitario resistente.
Tepes
Downland. Están formados casi exclusivamente por gramíneas de follaje
fino y son mucho mejores que los Meadow, pero ambos son inferiores a los
del tipo Parkland.
Tepes
tipo Cumberland. También llamado tepe marítimo, se obtiene de los
pantanos salobres y está formado por Festuca rubra rubra y Agrostis
stolonífera.
Es
la labor más importante a realizar en un césped y con su ejecución se
consigue un césped vigoroso de calidad superior, con un aspecto más
uniforme. La siega influye sobre el desarrollo del sistema radicular, densidad
de la cubierta vegetal, homogeneidad y ausencia de malas hierbas.
Se
recomienda segar con frecuencia, pero no demasiado frecuentemente. De esta
forma se evita un desarrollo foliar excesivo, se disminuye la pérdida de
fertilizantes y se reduce la amenaza de malas hierbas, lombrices y gramíneas
gruesas. En la práctica de la siega conviene alterar el sentido y la
dirección del corte, para evitar el encamado de la hierba.
La
altura de siega de los diferentes céspedes se sitúa entre 3 mm y 10 cm,
según la especie y la finalidad para la que se han sembrado. Las siegas muy
bajas pueden provocar la parada vegetativa de la planta y una reducción del
sistema radicular. Las siegas cortas favorecen el desarrollo de enfermedades
como sclerotinia.
La
frecuencia de corte viene determinada por la velocidad de crecimiento del
césped, que depende de la especie, el riego, la fertilización y los factores
climáticos. Como orientación se recomienda segar cuando la hierba tiene más
de 1,5 cm de la altura recomendada. En verano se cortará dos veces por
semana, cuando la hierba crece vigorosamente. En primavera y otoño se
cortará una vez por semana.
Las
segadoras son la maquinaria empleada en la siega y pueden ser de dos tipos:
rotativas o helicoidales.