El
mango florece y fructifica de manera muy semejante al aguacate, es decir, en
grandes panículas muy ramificadas que aparecen en las extremidades de ramas del
año que poseen suficiente madurez.
Para
que la inducción floral pueda presentarse en forma normal se requiere que le árbol
pase un período de bajas temperaturas, es decir, de un cierto
invierno benigno que haga detener sensiblemente el crecimiento vegetativo, se
acumulen almidones en los brotes, y se propicie la diferenciación. En su
defecto, a falta de bajas temperaturas, se pueden obtener los mismos resultados
cuando se presenta una época de sequía.
En
regiones de temperaturas constantes durante todo el año, y sin marcada época
de sequía, el mango tiende a adquirir un aspecto frondoso, un gran crecimiento
vegetativo, pero su diferenciación floral es muy escasa, como reducida su
consecuente fructificación.
No
se ha pensado seriamente en practicar en esta especie poda de fructificación, y
que su floración, exclusivamente en panículas terminales, representa un serio
obstáculo para ello, no encontrándose una finalidad práctica, todavía, que
determinara las ventajas de dicha poda. Sin embargo, posiblemente, una poda que
se tradujera en menor alargamiento de las ramas y en la formación de mayor
cantidad de brotes anuales, en cuyas extremidades se presentara posteriormente
la fructificación, fuera de desear.
Respecto
a la formación del árbol si es necesario intervenir con la poda, muy
particularmente en la selección de las ramas principales que iniciarán la
copa. Si bien es cierto que los árboles de esta especie pueden formar su
estructura normal sin ninguna ayuda de la poda, también es verdad que el mango,
en gran número de variedades, tiende con frecuencia a emitir cuando joven
brotes muy verticales, con ángulos de inserción muy cerrados.
Estos
primeros brotes, que no se arquearán debido al peso de la fruta, puesto que ésta
no existe, engrosarán y formarán las ramas principales del armazón del árbol,
con el inconveniente de su escasa resistencia mecánica.
Como
el ramaje del árbol llega a ser muy pesado, al igual que la cosecha, la
deficiente inserción de las ramas llega a constituir un gran peligro de
desgajado de ellas. Así, es frecuente observar en los huertos de mango árboles
con ramas mal colocadas, demasiado verticales, con ángulos cerrados, llenas de
apoyos o soportes en la época de producción para evitar roturas.
Si
en los primeros años de vida del árbol se hubiera atendido su formación y se
hubiera hecho una selección de ramas primarias de acuerdo con sus posiciones y
sus ángulos de inserción ese problema no se presentaría después.
De
esta manera puede afirmarse que el mango, como cualquier especie, debe ser
atendido en su formación y hay en él necesidad de eliminar ciertas ramas
iniciales de estructura, que pudieran a la larga ser perjudiciales. Ello,
independientemente de que se pudiera con la poda retrasar el desarrollo del árbol
e incluso tender a enanizarlo.
La
producción de un árbol de mango es muy elevada. Como término general, para un
ejemplar de tamaño medio puede calcularse un rendimiento de 200 kilos,
llegando normalmente algunos árboles a cargar más de 1000 kilogramos de
fruta. Esto supone unos 30.000 - 40.000 kg/ha.
Al
norte del ecuador, los árboles de mango florecen desde enero hasta marzo y
fructifican de junio a septiembre. Para uso casero, los frutos se pueden dejar en los árboles hasta que están completamente maduros. La cosecha en
las plantaciones comerciales necesita de gran cuidado en la selección de los
frutos que están maduros, pero que no han empezado a cambiar su color verde.
Quizá el método más seguro que se puede aplicar consiste en cosechar unos
cuantos frutos al principio de la temporada, tan pronto como su color verde
empieza a aclararse y permitirles que maduren en un lugar fresco y bien
ventilado. Si se convierten en comestibles más o menos en 10 días, la cosecha
está lista para recolectarse. Los frutos de mango requieren más o menos de 105
a 130 días desde el amarre del fruto hasta su plena madurez.
En el Lejano
Oriente, los mangos con frecuencia son recolectados cuando están aún de color
verde oscuro y son sazonados ahumando los frutos por unos cuantos días en hoyos
llenos de hojas de plátano secas, paja de arroz, u otros materiales similares
de combustión lenta. Su principal desventaja es que ellos frecuentemente
maduran cerca del hueso mientras que la carne cerca de la piel aún no es
comestible. Los frutos tras su cosechado se deben mantener frescos pero no fríos
y empacados en capas delgadas en cajas ventiladas de cartón corrugado o de
madera cuyo fondo tenga un material esponjoso, con el fin de que no sufra
ningún golpe, ya que de suceder esto, se estropearía rápidamente.
En
general, el criterio para determinar la época de recolección varía según
el cultivar y la zona de producción, por tanto las recomendaciones dadas
anteriormente sólo pueden tener utilidad en lugares con condiciones
climáticas idénticas y donde tenga lugar una floración homogénea.
La
recolección del mango es manual, se debe procurar siempre cortar el fruto con un poco de pedúnculo, ya que haciéndose
a ras se derramaría savia, lo que más tarde contribuiría a que la fruta se
arrugara y depreciara.
La conservación de la fruta después de
la recogida en el árbol
es aceptable. Si se coge madura mantiene sus buenas condiciones durante cinco días
a temperatura ambiente (20 ºC-25ºC); cogida en las mismas
circunstancias, aguanta diez días sin estropearse a temperaturas de 8ºC. pero
si se recoge en el momento oportuno, que es cuando aún está verde, pero tienen
ya el tamaño adecuado, con un peso aproximado de 175 a 250 gramos, se mantienen
las buenas cualidades de la fruta hasta veintisiete días, si se somete a
temperaturas de 8 ºC.
La
conservación se mejora si los frutos son sometidos a un pre-tratamiento por calor, a
38ºC, antes de su almacenamiento a bajas temperaturas (5ºC). En caso contrario desarrollan daños por bajas temperaturas mucho más rápidamente
(Mccollum et al, 1993).
Las
técnicas actuales sobre conservación post cosecha de los frutos de mango
tienden al control conjunto de la humedad (>95%), aire caliente (Tª entre
47-49º C) y tratamientos fungicidas en momentos puntuales para minimizar los daños
causados por plagas y enfermedades (Coates et al, 1993). Algunos ensayos
para controlar los ataques de insectos sobre mangos almacenados indican que la
utilización de insecticidas en atmósferas con bajos niveles de oxígeno
controlan muy bien estas plagas sin modificar las características organolépticas
de los frutos (Yahia and Hernández, 1993), y la aplicación de sustancias
orgánicas sobre los mismos. Colletotrichum
gloeosporioideses el patógeno post cosecha más importante en el mango. Algunos de los estudios sobre el cultivo del
mango se destinan a minimizar los daños post cosecha causados por este hongo. A este respecto cabe señalar la utilización
del control biológico del patógeno con otros microorganismos
(Pseudomonas fluorescens) (Koomen and Jeffries, 1993).
En
los últimos años, grandes superficies están siendo plantadas con mango, sobre
todo en Latinoamérica, con vista a abastecer los crecientes mercados de Europa
y Norteamérica. Los aumentos futuros de las producciones conducirán sin duda a
una demanda específica para fruta de alta calidad. La calidad es el resultado
de muchos factores, algunos de los cuales se discuten a continuación.
Calidad de la pulpa.
Los
cultivares de Indochina, Filipinas y la India son generalmente muy dulces y son
consumidos principalmente en países tropicales. Pero es importante subrayar que
entre los cultivares de mejor calidad de pulpa, los hay tempranos, de
media estación y tardíos y algunos de ellos (Irwin, Lippens, Osteen, Keitt)
tienen además buenos resultados de productividad, estabilidad y no presentan
problemáticas limitantes graves.
El
fuerte sabor a trementina de casi todos los cultivares de la India desagrada a
algunas personas. En Europa y Norteamérica los cultivares subácidos de Florida son
generalmente preferidos.
El
contenido en fibras es muy variable, incluso dentro del mismo grupo de cultivares
de
los dos más populares de Florida, Tommy Atkins es muy fibroso siéndolo Keitt
mucho menos. Se trata de una característica comercial importante, pues el
consumidor europeo no gusta de la fibra en los frutos de mango.
En general se está de acuerdo en que los cultivares con contenido medio
en fibras, como Tommy Atkins, son aceptables. Las tendencias modernas hacia
alimentos fibrosos mantendrán probablemente esta situación, aunque los cultivares
con mucho menos contenido en fibras como Peach, no son considerados aceptables
en el comercio internacional.
El
contenido en azúcar es muy importante, pues existe una cierta relación
con la "valoración de la calidad de la pulpa". Sin embargo, no es
determinante de una preferencia por parte del consumidor, pues hay otros
aspectos en la pulpa asimismo de gran importancia como su consistencia, la
intensidad del sabor terpénico, carácter subácido en el sabor de fondo
de la pulpa; así hay cultivares que sin estar entre los más azucarados son muy
apreciados y valorados por el consumidor, tal ocurre con el Osteen y algo
similar ocurre con la pulpa de la variedad mejicana Manzanillo Nuñez.
La
mejor relación media peso/pulpa del fruto la ofrece el cultivar Osteen
(88.22%) seguido del Irwin (86.0%). La peor el Keitt (72.63%), el Sensation
(78.14) y el Van Dyke (78.96). En general todos los cultivares presentan una
gran uniformidad en esta medida, con coeficientes de variación menores del 5%.
La
relación volumétrica entre hueso y fruto es una característica muy
importante desde el punto de vista del consumidor, pues la menor relación
volumétrica determina mayor cantidad de pulpa en el conjunto del fruto. El
cultivar Osteen es quien presenta una relación volumétrica más favorable,
junto a Lippens y al Tolbert. La peor relación desde el punto de vista del
mercado la presenta el Sensation y el Van Dyke.
Algunas
características de la piel como la textura, presencia de lenticelas o de
pruína, no parecen relevantes para la elección del consumidor. Ya que los
consumidores muestran su preferencia tanto por frutos de piel rugosa (Osteen)
como de piel mayormente lisa (Lippens, Irwin).
Jelly
seed, soft nose, spongy tissue, internal fruti breakdown y black tip, son nombres
que se dan al mismo o diferentes trastornos que afectan a la pulpa
del mango. La
fruta se sobremadura en el extremo penducular o en su opuesto. Sólo en casos
severos aparecen síntomas externos. Las causas de estos desórdenes fisiológicos
son aún desconocidas. El desequilibrio entre el calcio, potasio, magnesio y
nitrógeno podría ser la causa principal (Wainwright et al, 1989). Los
trastornos no aparecen en frutos cogidos antes de la etapa maduro verdosa.
Desafortunadamente, el sabor también se ve afectado negativamente por la
recogida temprana.
Estado de madurez en el momento de la recogida.
A
causa de las largas distancias en el transporte marítimo, los mangos son
recogidos generalmente en el etapa maduro verdosa. Su definición es difícil
porque implica un cambio en el color de la piel, desde verde oscuro a verde
claro. Si una fruta es recogida demasiado pronto, su sabor es afectado de forma
negativa. Es por los tanto esencial definir un estado de madurez mínimo.
Varios
países utilizan un sistema de media de densidad simplificado, ya que ésta
se incrementa con la madurez. Las frutas maduras se hunden en agua mientras
las inmaduras flotan sobre la superficie.