4.1.Desinfección de suelos.
Desde
el punto de vista biológico, el suelo puede presentar peligrosidad para el
cultivo por la presencia de hongos patógenos, nematodos parásitos, ácaros,
insectos y malas hierbas. Es por ello que se hace necesaria la técnica de
desinfección del suelo antes de la plantación del frutillal, ésta consiste en
la aplicación directa al suelo de un agente biocida de naturaleza física o
química, con el que se eliminan total o parcialmente los agentes negativos
antes mencionados.
Hoy
en día, son muchos los productos que existen en el mercado con características
biocidas que son empleados en muy diversos cultivos. En Huelva, no obstante,
se suelen utilizar únicamente dos tipos de tratamientos, el de Bromuro de
Metilo y el de Metham Sodio.
4.2.Solarización.
Consiste
en cubrir la superficie a desinfectar, una vez mullido y regado el terreno
hasta su capacidad de campo, durante 30 días o más en la estación de máximas
temperaturas.
La
solarización provoca una reducción de la población de hongos del suelo y de
la incidencia de las enfermedades que provocan, asimismo, actúa sobre
insectos que habitan las capas altas del suelo.
Entre
los hongos patógenos controlados por esta técnica se tiene: Verticillium
sp, Fusarium sp, Rhizoctonia solani, Pythium ultimun, Pyrenochaeta lycopersici
y Phytophthora cinnamomi. No
obstante, las poblaciones de Pythium
se ven menos castigadas que con la fumigación con bromuro de metilo.
Otra
posibilidad es la combinación de la solarización con algún fumigante como
el Metham Sodio. En experiencias llevadas a cabo con este sistema se han
logrado resultados muy alentadores. Así, se consiguió un mejor control de Verticillium dahliae, con respecto al tratamiento con solarización
simple.
4.3.Riego.
En
un año de climatología normal, esto es, con pluviometría del orden de 500
ó 600 mm y en suelos francos, se estima que son necesarios aplicar unos 350
mm desde Noviembre hasta Junio, repartidos en un centenar de riegos.
El
uso de goteros quedó desde el principio relegado por las cintas perforadas o
de exudación. Estas, a pesar de su menor duración, permiten controlar mejor
los riegos, distribuyen el agua más uniformemente a lo largo de la línea,
creando un bulbo húmedo más continuo, al tiempo que resultan más económicas
que los goteros.
4.4.Cobertura del suelo o
acolchado.
Consiste
en extender sobre el suelo un material plástico, generalmente polietileno, de
forma que la planta va alojada en oquedades realizadas sobre dichas láminas.
La
impermeabilidad del material evita la evaporación del agua del suelo lo que
le convierte en un buen regulador hídrico y economizador de agua.
El
sistema contribuye a incrementar
la precocidad de la cosecha y la temperatura media de la zona donde se sitúan
las raíces de la planta.
En
caso de tratarse de plásticos negros, como son los habitualmente usados en
Huelva, el acolchado evita el desarrollo de malas hierbas por la barrera que
suponen a la radiación luminosa, pero su influencia sobre la precocidad y
rendimiento es escasa.
4.5.Cobertura
del aire. Túnel y Macrotúnel.
Para
conseguir la precocidad buscada, se tiene un sistema de protección
complementario al acolchado que viene a ejercer las funciones de invernadero.
Se
pueden distinguir en Huelva dos tipos de forzados diferentes. Por un lado los
túneles o microtúneles, los cuales cubren un solo caballón, constan de una
estructura formada por arquillos de 6-8 mm de diámetro, en hierro
galvanizado, y de unos 2 m de longitud.
La
otra estructura es el macrotúnel, que llega a cubrir de 7 a 9 caballones de
fresón, los arcos son ahora de 6 a 7 m de longitud y casi 3 de altura. Ofrece
un espacio de trabajo cómodo y una mejor protección.