-Características de la variedad
comercial: vigor de la planta, características del fruto, resistencias a
enfermedades.
-Mercado de destino
-Estructura de invernadero.
-Suelo.
-Clima.
-Calidad del agua de riego.
Principales
tipos de tomate comercializados:
-Tipo Beef. Plantas vigorosas hasta el 6º-7º
ramillete, a partir del cual pierde bastante vigor coincidiendo con el engorde
de los primeros ramilletes. Frutos de gran tamaño y poca consistencia. Producción
precoz y agrupada. Cierre pistilar irregular. Mercados más importantes: mercado
interior (zona de Andalucía), mercado exterior (EEUU).
-Tipo Marmande. Plantas poco vigorosas que
emiten de 4 a 6 ramilletes aprovechables. El fruto se caracteriza por su buen
sabor y su forma acostillada, achatada y multilocular, que puede variar en función
de la época de cultivo.
-Tipo Vemone. Plantas finas y de hoja
estrecha, de porte indeterminado y marco de plantación muy denso. Frutos de
calibre G que presentan un elevado grado de acidez y azucar, inducido por el
agricultor al someterlo a estrés hídrico. Su recolección se realiza en verde
pintón marcando bien los hombros. Son variedades con pocas resistencias a
enfermedades que se cultivan con gran éxito en Cerdeña (Italia).
-Tipo Moneymaker. Plantas de porte
generalmente indeterminado. Frutos de calibres M y MM, lisos, redondos y con
buena formación en ramillete. Variedades cultivadas en su mayor parte en la
zona de Murcia.
-Tipo
Cocktail. Plantas muy finas de
crecimiento indeterminado. Frutos de peso comprendido entre 30 y 50 g, redondos,
generalmente con 2 lóculos, sensibles al rajado y usados principalmente como
adorno de platos. También existen frutos aperados que presentan las características
de un tomate de industria debido a su consistencia, contenido en sólidos
solubles y acidez, aunque su consumo se realiza principalmente en fresco. Debe
suprimirse la aplicación de fungicidas que manchen el fruto para impedir su
depreciación comercial.
-Tipo Cereza (Cherry). Plantas vigorosas
de crecimiento indeterminado. Frutos de pequeño tamaño y de piel fina con
tendencia al rajado, que se agrupan en ramilletes de 15 a más de 50 frutos.
-Tipo Larga Vida. Tipo mayoritariamente
cultivado en la provincia de Almería. La introducción de los genes Nor y Rin
es la responsable de su larga vida, confiriéndole mayor consistencia y gran
conservación de los frutos de cara a su comercialización, en detrimento del
sabor. Generalmente se buscan frutos de calibres G, M o MM de superficie lisa y
coloración uniforme anaranjada o roja.
-Tipo Liso. Variedades cultivadas para
mercado interior e Italia comercializadas en pintón y de menor vigor que las de
tipo Larga vida.
-Tipo Ramillete. De reciente introducción
en los mercados, resulta difícil definir que tipo de tomate es ideal para
ramillete, aunque generalmente se buscan las siguientes características: frutos
de calibre M, de color rojo vivo, insertos en ramilletes en forma de raspa de
pescado.
Es
una práctica imprescindible para las variedades de crecimiento indeterminado,
que son las cultivadas mayoritariamente en la provincia de Almería. Se
realiza a los 15-20 días del trasplante con la aparición de los primeros
tallos laterales, que serán eliminados, al igual que las hojas más viejas,
mejorando así la aireación del cuello y facilitando la realización del
aporcado. Así mismo se determinará el número de brazos (tallos) a dejar por
planta. Son frecuentes las podas a 1 o 2 brazos, aunque en tomates de tipo
Cherry suelen dejarse 3 y hasta 4 tallos.
Práctica
que se realiza en suelos enarenados tras la poda de formación, con el fin de
favorecer la formación de un mayor número de raíces, y que consiste en
cubrir la parte inferior de la planta con arena. El rehundido es una variante
del aporcado que se lleva a cabo doblando la planta, tras haber sido
ligeramente rascada, hasta que entre en contacto con la tierra, cubriéndola
ligeramente con arena, dejando fuera la yema terminal y un par de hojas.
Es
una práctica imprescindible para mantener la planta erguida y evitar que las
hojas y sobre todo los frutos toquen el suelo, mejorando así la aireación
general de la planta y favoreciendo el aprovechamiento de la radiación y la
realización de las labores culturales (destallados ,recolección, etc.). Todo
ello repercutirá en la producción final, calidad del fruto y control de las
enfermedades.
La
sujeción suele realizarse con hilo de polipropileno (rafia) sujeto de una
extremo a la zona basal de la planta (liado, anudado o sujeto mediante
anillas) y de otro a un alambre situado a determinada altura por encima de la
planta (1,8-2,4 m sobre el suelo). Conforma la planta va creciendo se va
liando o sujetando al hilo tutor mediante anillas, hasta que la planta alcance
el alambre. A partir de este momento existen tres opciones:
-Bajar la planta descolgando el hilo, lo cual conlleva un coste
adicional en mano de obra. Este sistema está empezando a introducirse con la
utilización de un mecanismo de sujeción denominado “holandés” o “de
perchas”, que consiste en colocar las perchas con hilo enrollado alrededor
de ellas para ir dejándolo caer conforme la planta va creciendo, sujetándola
al hilo mediante clips. De esta forma la planta siempre se desarrolla hacia
arriba, recibiendo el máximo de luminosidad, por lo que incide en una mejora
de la calidad del fruto y un incremento de la producción.
-Dejar que la planta crezca cayendo por propia gravedad.
-Dejar que la planta vaya creciendo horizontalmente sobre los alambres
del emparrillado.
Consiste
en la eliminación de brotes axilares para mejorar el desarrollo del tallo
principal. Debe realizarse con la mayor frecuencia posible (semanalmente en
verano-otoño y cada 10-15 días en invierno) para evitar la pérdida de
biomasa fotosintéticamente activay
la realización de heridas. Los cortes deben de ser limpios para evitar la
posible entrada de enfermedades. En épocas de riesgo es aconsejable realizar
un tratamiento fitosanitario con algún funguicida-bactericida cicatrizante,
como pueden ser los derivados del cobre.
Es
recomendable tanto en las hojas senescentes, con objeto de facilitar la
aireación y mejorar el color de los frutos, como en hojas enfermas, que deben
sacarse inmediatamente del invernadero, eliminando así la fuente de inóculo.
Ambas
prácticas están adquiriendo cierta importancia desde hace unos años, con la
introducción del tomate en ramillete, y se realizan con el fin de
homogeneizar y aumentar el tamaño de los frutos restantes, así como su
calidad.