Las
cantidades de fertilizantes a emplear en un cultivo de soja dependen del tipo de
suelo y de cómo se abonó el cultivo precedente. Como orientación puede
emplearse como abonado de fondo la siguiente fórmula:
Fósforo
(P2O5): 100 a 125 UF por hectárea, equivalentes a
500-700 kg/ha de superfosfato.
Potasio
(K2O): 125-150 UF por hectárea, equivalentes a 300 kg/ha de
cloruro o sulfato potásico.
Nitrógeno
(N): 50 UF por hectárea, equivalentes a 250 kg/ha de sulfato amónico.
Normalmente
no se abonan con nitrógeno los cultivos de soja, siempre que se inocule la
semilla con las bacterias nitrofijadoras. Sin embargo, las bacterias no pueden
aportar el nitrógeno suficiente para lograr altas producciones por lo que
suele añadirse algo de nitrógeno de fondo o en cobertera si el cultivo lo
necesita.
Aunque
la soja es más tolerante a la acidez que otras leguminosas, es conveniente
realizar un encalado en los suelos pobres en cal, ya que se aumentará el
rendimiento en grano y las bacterias se desarrollarán mejor.
La
extracción de elementos fertilizantes de una cosecha de soja de unos 3000 kg/ha
de grano, pueden cifrarse en unos 300 kg/ha de N., 60-80 kg/ha de P2O5
y 100-120 kg/ha de K2O.
La
soja es bastante resistente a la sequía. Necesita humedad pero sin
encharcamientos, ya que estos asfixian las raíces de la planta. Por esta
razón los riegos no deben ser copiosos y se deberá mantener una ligera
humedad en el terreno para la mejor vegetación de la soja.
El
número de riegos varía con las condiciones de clima y suelo. Donde la
insolación sea mayor y la evaporación más rápida, se precisará más agua.
Las necesidades máximas tienen lugar durante las siguientes etapas del
cultivo:
Desde
la germinación hasta la emergencia de las plántulas. La semilla de la
soja necesita absorber un mínimo del 50% de su peso en agua para
garantizar una buena germinación. En esta fase el contenido de agua en el
suelo debe estar entre el 50 y 80% del total de agua
disponible.
Desde
la floración hasta el llenado de los granos. La necesidad de agua de un
cultivo de soja aumenta con el desarrollo de la planta, llegando al
máximo (7 a 8 mm/día) durante el período comprendido entre la
floración y el llenado de granos. Déficits hídricos durante esta fase
provocan alteraciones fisiológicas en la planta (cierre estomático,
torcimiento de hojas, muerte prematura, aborto de flores y caída de
legumbres).
Para
la obtención de producciones máximas, la necesidad de agua en el cultivo
durante todo su ciclo varía entre 450 y 800 mm (4.500-8.000 m3/ha),
dependiendo de las condiciones climáticas, del manejo del cultivo y de la
duración del ciclo. Normalmente se dan de cinco a diez riegos durante el
ciclo vegetativo de la planta.
Suele
aparecer hacia el fin de la primavera, causando daños en las hojas y brotes. Es
fácil de combatir con insecticidas sistémicos, como el dimetoato.
7.2.
Arañuela o araña roja (Tetranychus bimaculatus).
Ataca
durante todo el verano, dando a las plantas un color característico y pudiendo
llegar a defoliar toda la plantación si no se combate a tiempo. Los
tratamientos repetidos con tetradifón + dicofol, son eficaces.
7.3.
Gardama (Laphygma exigua).
Las
orugas de este lepidóptero suelen atacar en junio y julio, produciendo daños
importantes en hojas. Se combate con productos a base de dipterex.
7.4.
Heliothis armigera.
Esta
oruga ataca a las hojas tiernas, botones florales y vainas jóvenes. Se
combate con productos a base de sevín o thiodán.
7.5.
Rosquilla negra (Spodoptera littoralis).
Esta
oruga polífaga ataca a las hojas, provocando defoliaciones, también puede
afectar a las vainas. causa daños muy graves al final del verano. La
rosquilla negra debe tratarse cuando es pequeña, ya que es más vulnerable.
Cuando alcanzan su máximo desarrollo son muy difíciles de eliminar y
adquieren rápidamente resistencia a los plaguicidas, por lo que conviene
alternar distintos productos. Se recomiendan tratamientos con leptodofos,
metomilo, acefato, aminocarb, monocrotofos, bromofos, foxim, carbaril,
fenitrotión, tricorfón o metamidofos.
Las
enfermedades más destacadas en la soja son algunas marchiteces causadas por
hongos de los géneros Fusarium, Verticillium y Rhizoctonia y
ciertos síntomas en las hojas causados por virus.
Los
hongos del suelo atacan y destruyen las plantas de soja en sus primeros
estadios, antes o inmediatamente después de emerger, dando en el campo
rodales de marras, que se ven cuando las plantas son aún pequeñas. Para la
protección contra el ataque de los hongos se recomienda tratar la semilla con
productos a base de thiram o captan. También, utilizar semilla de alto poder
germinativo y sembrar con temperatura adecuada para una rápida germinación,
lo que dificultará el ataque de los hongos parásitos.
Las
virosis más frecuentes son SMV (Soybean Mosaic Virus), BYV (Bean Yelow Virus)
y TRSV (Tobacco Ringspoll Virus). La transmisión de estos virus se
realiza por insectos o semilla. Parta su control se recomienda el empleo de
variedades resistentes.