3.Material
vegetal
3.1.Variedades
En el cultivo de la chufa, los agricultores clasifican a los tubérculos
en función de su forma, distinguiendo el tipo "Ametlla" (de forma
aproximadamente esférica), presentando una anchura mayor que su longitud, y
los del tipo "Llargueta" presentan una longitud mayor que su
anchura.
Puede afirmarse que en las poblaciones valencianas de chufa a la hora de
sembrar van encaminadas hacia el tipo "Ametlla".
Sembrando tubérculos del tipo "Ametlla" los resultados en la
recolección son bastante impredecibles, ya que se obtienen tanto de un tipo
como del otro. En cuanto a las características que debe
reunir una variedad de chufas, son las siguientes:
- Aumento del rendimiento agrícola.
- Ausencia de flores
anticipadas.
- Resistencia al encamado.
- Resistencia a plagas y
enfermedades.
- Uniformidad de tamaños.
Buen almacenamiento y facilidad en el secado.
4.Fertilización.
La chufa es un cultivo
esquilmante para el terreno, y por ello debe mantenerse su fertilidad mediante
el abonado. El suelo franco-arenoso en que se desarrolla el cultivo y la gran
cantidad de riegos que se practican producen una lixiviación intensa de los
elementos fertilizantes, en especial del nitrógeno. Además, la planta extrae
en cada cosecha cantidades importantes de nitrógeno, fósforo y potasio que
deben ser restituidos si no queremos empobrecer el suelo paulatinamente y
obtener tubérculos malformados o desarrollos vegetativos de la planta
realmente pobres.
Por todo ello, es necesario realizar un abonado suficiente y de forma adecuada
a las necesidades de la planta.
Las aplicaciones de abonos orgánicos, sobre todo procedentes de estiércol de
vacuno o cerdo con cama de arena, son muy necesarias en este cultivo.
El peligro del encamado precoz de la planta reduce las posibilidades de
realizar un abono mineral intenso, sobre todo nitrogenado.
El cultivo precedente al de la chufa condiciona el abonado aconsejable, que
debe ser menos cuantioso cuando sucede a la papa temprana, pues este cultivo
es fertilizado intensamente.
5.Alternativa.
Los criterios que deben
considerarse en el momento de plantear una rotación de cultivos, considerando
entre ellos a la chufa, son:
- La chufa se cultiva habitualmente como segunda cosecha, tras de otra
hortaliza. Aquellos cultivos que permitan adelantar la fecha de siembra de la
chufa serán muy adecuados, ya que después de ellos dará un mayor
rendimiento (col, lechuga, escarola, etc). La alternativa más frecuente sitúa
la chufa detrás de la papa temprana. Aunque en los últimos años, con la
aparición de variedades híbridas de cebolla de ciclo más corto, se han
convertido con frecuencia en el cultivo precedente.
- Son cultivos adecuados para la chufa aquellos que dejan el suelo limpio de
malas hierbas, ya que éstas compiten mucho con la chufa en los primeros
estadios vegetativos (Ej.: alcachofa, maní...). El problema se resuelve
con la aplicación de herbicidas.
Los inconvenientes de la chufa como alternativa son:
A. Inconvenientes del cultivo de la
chufa.
- Presenta
problemas en el cultivo siguiente porque los tubérculos se quedan en el suelo
al realizarse la recolección y rebrotan posteriormente.
- Es un
cultivo esquilmante, pues agota las reservas fertilizantes del suelo y en
especial de materia orgánica.
- La planta
presenta un abundante sistema radicular muy superficial que compite
normalmente con cualquier especie hortícila.
B. Inconvenientes de la repetición del cultivo.
- Presente
fuertes ataques de Bactra lanceslana (barrenador) que parasita casi
exclusivamente al género "Cyperus".
- Disminución de rendimiento y tamaño del tubérculo, amarilleamiento de la
vegetación y aparición de floraciones anticipadas fuera de la época normal
de floración.
6.Riegos.
El cultivo de la chufa
necesita un aporte hídrico elevado a lo largo de todo el ciclo que sólo se
puede suministrar con el riego.
Una humedad suficiente del suelo estimula la tuberización, favorece el
enraizamiento y la formación de bulbos basales y rizomas.
Es conveniente resaltar que en una Ha de terreno y en un espesor de 20-30 cm
de suelo se encuentran unas 300-400.000 plantas que dan lugar a 20-30 millones
de tubérculos, lo que requiere una humedad continuada y suficiente en el
terreno.
La humedad del terreno debe ser en todo momento la controlada para el mejor
desarrollo del cultivo, pues las plantas manifiestan desórdenes vegetativos
tanto por falta como por exceso de humedad en el suelo.
La falta de humedad se detecta en la planta por la coloración oscura de las
hojas, poca altura del tallo, insuficiente enraizamiento y hojas demasiado
acogolladas sin desplegarse, llegando a necrosarse las puntas.
Por contra, el exceso de humedad se manifesta por una clorosis y encamado
precoz, podredumbre de hojas y cuello de la planta y formación de tubérculos
de tipo más alargado.
En el ciclo vegetativo de la
chufa existen unas épocas en las que el aporte hídrico debe ser
perfectamente regulado por el riego. Una de ellas es los primeros momentos del
ciclo vegetativo de la planta; así, el primer riego de cultivo, en las
siembras de sazón, debe darse cuando la planta tenga como mínimo 15-20 cm de
altura, o sea, unas 10-12 hojas (la planta alcanza este desarrollo a los 25-30
días de la plantación). Si se realiza antes, el suelo se compacta, la planta
amarillea y enraíza mal. En cambio, si se retrasa, el crecimiento se atenúa,
aunque no se perjudica el desarrollo posterior de las plantas. Los últimos
riegos conviene retrasarlos hasta que la planta haya agostado el follaje,
debiendo ser abundantes para favorecer el engorde del tubérculo. Si se
produce un encamado precoz del cultivo (julio), conviene espaciar los riegos
hasta 20-30 días incluso para conseguir que se refuercen los tallos y
ofrezcan una mayor resistencia al vuelco.
Por el tipo de suelos de su zona de cultivo (franco-arenosos), la chufa exige
un riego continuo, con turnos muy cortos para mantener la sazón.
Las fases vegetativas en que las plantas precisan de mayores aportes hídricos
son: durante el ahijamiento (junio-julio) y en la tuberización (septiembre).
La chufa requiere una humedad continuada en el terreno desde junio hasta
septiembre, o sea, a lo largo de todo su período de vegetación activa, con
un período punta durante los meses de julio y agosto.
Los turnos de riego más recomendables pueden concretarse de la siguinte
forma:
- Junio: cada 10 días.
- Julio-agosto: cada 8 días.
- 1 de septiembre-15 de octubre: cada 10-12 días.
El tipo y época de plantación,
fisiología de la planta, condiciones climatológicas, etc., modifican estos
turnos, y en la práctica el número total de riegos que se realizan al
cultivo puede estimarse en 14 para las plantaciones con suelo seco y 11 en las
del terreno de sazón, según el siguiente cuadro:
Número de riegos en el cultivo de la chufa:
Plantación en seco
- Mayo: 1 riego.
- Junio: 2 riegos.
- Julio: 4 riegos.
- Agosto: 4 riegos.
- Septiembre: 3 riegos.
TOTAL: 14 riegos
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