El
frambueso, por su gran evaporación y transpiración, precisa de riegos
ligeros por aspersión durante los meses de verano. De estos riegos sólo
deben darse los estrictamente necesarios, por ser las raíces muy sensibles a
la humedad del suelo y resentirse de la más ligera sequía, lo que puede ser
causa de la muerte de la flor o del ramillete fructífero.
Aparecen
sobre los brotes tiernos colonizando el envés de las hojas apicales que se
arrollan como consecuencia de las picaduras. Sus daños directos no son
importantes pero pueden ser portadores de numerosas virosis. Destaca Amphorophora
rubi, pequeño áfido de 3 mm de longitud y color verde amarillento. Su
control es posible mediante pulverizaciones a base de sulfato de nicotina y la
utilización de insecticidas sistémicos como Thiodam, Systox, etc. Se ha
observado que las plantas más vigorosas son menos atacadas por lo áfidos,
probablemente porque los brotes más suculentos y lozanos no son apetecidos; por
ello, todas las prácticas culturales capaces de promover una vegetación
vigorosa constituyen un buen método de lucha preventiva. También se pueden
emplear trampas cromáticas amarillas.
8.2.
AGALLAS DEL TALLO.
Están
provocadas por la larva de un insecto cecidómico, Lasioptera rubi.
Cada larva forma una agalla y permanece en su interior hasta la primavera
siguiente; la nudosidad que se forma obstaculiza el flujo de savia y el tallo
deja de fructificar. Para su control basta con realizar una poda invernal de
los rebrotes afectados si la agalla está en posición basal, o bien cortarlo
por debajo de la nudosidad si ésta se encuentra en posición apical.
Los ramos afectados deben ser quemados.
8.3.
DESCORTEZAMIENTO DEL TALLO.
Las
larvas del insecto Thomasiniana theobaldi provoca excoriaciones y
manchas violáceas en la corteza de los brotes. La corteza se agrieta y las
zonas expuestas son vía para el ataque de numerosos hongos (Verticilium,
Fusarium, etc.). Como lucha se aconseja tratar el suelo con insecticidas
tipo Aldrín, en el mes de abril, cuando van a aparecer los adultos de la
primera generación, ya que es en el suelo donde las larvas adultas realizan
un pequeño capullo, de donde emergen más tarde los adultos.
8.4.
ANTÓNOMO DE LAS FLORES.
Es
un pequeño coleóptero curculiónido de color negro que daña las flores del
frambueso, ya que corta su pedúnculo y pone los huevos dentro de los botones
florales. La larva se desarrolla en el interior de la yema floral,
alimentándose de sus tejidos. Generalmente los tratamientos empleados son los
mismos que para combatir los gusanos del fruto.
8.5.
GUSANOS DE LOS FRUTOS.
Los
coleópteros Byturus tomentosus y Byturus fumatus ocasionan
graves daños en los frutos, haciéndolos no comercializables. Los adultos
ponen un suelo huevo por flor de donde emergen unas larvas amarillentas y
pelosas que se nutre del receptáculo del fruto, perforándolo con numerosas
galerías. También se alimentan de algunos frutos antes de su maduración. La
lucha debe realizarse antes de que los adultos pongan sus huevos, a finales de
abril, cuando los botones florales está todavía cerrados. Se pueden emplear
productos a base de Servín, Diazinon o Guthion.
Es
una enfermedad causada por el hongo Didymella applanata que puede provocar
graves daños en los frambuesos. La enfermedad comienza a manifestarse en los
rebrotes jóvenes hacia junio-julio, en torno a las yemas, en la zona del
nudo, se observan manchas violáceas que poco a poco se alargan, mientras que
las hojas se amarillean y caen dejando el pedúnculo unido al tallo. Los ramos
del fruto que han sufrido el ataque al año siguiente son débiles, con brotes
basales amarillos y poco desarrollados, que frecuentemente se secan antes de
florecer.Para
su control se recurre a la lucha química mediante tratamientos con
polisulfuro de bario durante el invierno y con Captan cuando las flores están
en botón durante el periodo de actividad vegetativa.
9.2.
ROYA.
En los climas de atmósfera húmeda pueden verse las hojas
salpicadas por unas pústulas causadas por el endoparásito Phragmidium
rubi idaei, que puede provocar la caída de la hoja y la desecación de la
flor y del fruto. La enfermedad es conocida por roya, la cual debe prevenirse
al menor síntoma a base de caldo bordelés un tanto débil, o por medio de
criptogamicidas de síntesis orgánica.
9.3. VERTICILOSIS.
Esta
enfermedad provocada por Verticillium alboatrum ataca preferentemente
al frambueso negro, pero también resulta perjudicial para el rojo. El
parásito vive en el terreno y ataca provocando marchitez debida a la
oclusión del sistema vascular de la plata por la parte del micelio del hongo.
Se manifiesta en aquellas plantaciones de frambuesos precedidas de cultivos
hortícolas, de cerezo o de albaricoquero que han sufrido esta enfermedad. Las
plantas afectadas dejan de crecer, las hojas se marchitan y amarillean o se
vuelven de color oscuro. El tallo de los brotes jóvenes se vuelve de color
azul oscuro. No se conoce método de lucha eficaz pero se puede recurrir a la
lucha preventiva, con fumigaciones del suelo antes de la plantación
utilizando productos a base de Vapam, Cloropicrina o Metilbromida.
9.4.
PODREDUMBRE GRIS DE LOS FRUTOS.
El
agente de esta enfermedad es Botrytis cinerea que encuentra las
condiciones ideales de desarrollo en ambientes húmedos. En la época de la
maduración se manifiesta una pequeña mancha blancoamarillenta sobre el
fruto; en poco tiempo el moho se extiende a todo el fruto y contamina también
a los vecinos. En la recolección es preciso descartar los frutos afectados,
ya que si se ponen en contacto con los sanos pueden infectarlos. Para su
control se puede emplear Captan siempre respetando los plazos de seguridad
dados por el fabricante.
9.5.
CHANCRO DE LAS RAÍCES.
Es
una enfermedad bacteriana que causa sobre las raíces (Agrobacterium
tumefaciens) o en el cuello (Agrobacterium rubi) gruesas
excrecencias agalliformes, que a veces superan las dimensiones de la nuez. Los
daños pueden ser notables ya se obstaculiza la circulación de la savia en la
planta, provocando su muerte o bien permanecer débiles y escasamente
productivas. El agente patógeno penetra en los tejidos de la planta a través
de heridas. Para su control hay que eliminar aquellas plantas de vivero con
síntomas evidentes y podar y quemar aquellas partes infectadas que se
encuentren en las plantas adultas, desinfectando las tijeras después de cada
corte con una solución acuosa al 10% de lejía común.
Los
frutos del frambueso se recogen cuando están bien maduros y han perdido toda
su acidez. La frambuesa debe tener una coloración brillante, así como una
discreta consistencia de la pulpa; si esta es demasiada blanda debe
eliminarse. En el momento justo de su maduración la frambuesa se separa
fácilmente del receptáculo. Dado el escalonamiento de la maduración, la
recolección se realiza en diversas pasadas con un turno de 3-4 días.
Para
la recolección de las frambuesas de mesa hay que tener cuidado de no
estropear los frutos. Para ello se llevan al campo cestillos con tapa, capaces
de contener medio kilogramo y el operario dobla la rama del fruto hacia la
cesta colocada en el suelo, corta con las tijeras los frutos dejando un poco
de rabillo y los hace caer directamente en el cesto.
Los
frutos destinados a la industria se recogen también maduros, aunque la
recolección suele ser mecánica. Las máquinas empleadas son de grandes
dimensiones, trabajan a caballo de las hileras y exigen la presencia de 5-6
personas, de las que dos se dedican a la conducción de la máquina y las
otras a la selección de los frutos. La hilera se peina por medio de dos altos
rulos cilíndricos provistos de largos dientes metálicos que sacuden los
tallos haciendo caer los frutos maduros sobre una plataforma retráctil.
Mediante chorros de aire se eliminan las hojas y cuerpos extraños y los
frutos llegan limpios a una larga lona móvil donde se realiza la selección
final.
Una
plantación de frambuesa empieza a dar frutos con normalidad a los tres años,
obteniéndose unos rendimientos medios que oscilan entre los 40-70 kg por
área.