Especies
cultivadas: Rubus idaeus (Frambueso rojo), R. strigosus
(Frambueso silvestre), R. occidentalis (Frambueso negro), R.
neglectus (Frambueso púrpura).
Origen: El
frambueso rojoo europeo procede
del monte Ida, en Grecia, de donde se extendió a Italia, a los Países Bajos,
a Inglaterra y luego a América del Norte.
Planta: Arbusto
de 40 a 60 cm de altura que crece en los lugares pedregosos de las montañas,
en terreno granítico. Tiene un tallo subterráneo, corto, que emite cada año
ramas aéreas (vástagos) de dos años de duración. Éstos se desarrollan
durante el primer año y en el segundo florecen y fructifican, para morir
inmediatamente, siendo reemplazados por otros nuevos vástagos. El tallo
subterráneo es muy ramoso y las numerosas ramas aéreas que la planta emite
del cuello y de las nudosidades son débiles, poco ramosas, con corteza gris
amarillenta y cubiertas de pelos amarillo dorados. En el segundo año la
corteza se vuelve gris oscura, sembrados de aguijones delgados, espesos o
raros y que destacan fácilmente. El tallo aéreo del año anterior posee
en su extremo brotes laterales floríferos, mixtos, guarnecido de un cierto
número de hojas.
Sistema
radicular: Raíces delgadas y superficiales.
Hojas: Hojas
imparipinadas o ternadas, según sea la planta más o menos vigorosa; foliolos
más o menos variables por el tamaño y también por la forma, siendo ovales,
más o menos alargadas, acuminadas, aserradas, verdes por el haz y
blanquecinas aterciopeladas por el envés. Raquis espinoso.
Flores: Flores
escasas en racimo terminal sencillo, pequeñas, blanco verdosas o teñidas de
rosa, llevadas por un pedúnculo bastante largo y espinoso. Cáliz con cinco
sépalos largos y persistentes; cinco pétalos caducos. Estambres muy
numerosos, pistilos numerosos y completamente libres, inscritos en un
receptáculo muy convexo. Cada pistilo tiene un ovario con una celda que
encierra un óvulo, del cual se desarrolla una pequeña drupa que a su vez
tiene un pequeñísimo núcleo.
Fruto: El
fruto, llamado frambuesa, está formado por muchas drupas convexas,
deprimidas, rugosas, aproximadas en piña y que destacan fácilmente. El color
más común es el rojo o amarillento, pero existen variedades de frutos blanco
y negro. Cada drupa tiene adherido un pelo de color amarillo oro.
El
frambueso es bastante resistente a las bajas temperaturas invernales y a los
fuertes calores estivales. Las condiciones climáticas óptimas para su
cultivo son las de inviernos con bajas temperaturas constantes, pero no
excesivas, y veranos relativamente frescos, caracterizados por una cierta
oscilación térmica entre el día y la noche. En zonas con veranos cálidos,
la planta puede crecer fácilmente pero sus frutos son de baja calidad, poco
sabrosos y de consistencia blanda.
El
frambueso necesita entre 700 y 900 mm anuales de lluvia. Si durante el
invierno las precipitaciones son muy abundantes pueden provocar daños en el
árbol cuando se produzcan encharcamientos. Cuando las lluvias se concentran
durante la madurez, éstos se ponen demasiado blandos, se deterioran
rápidamente y se pueden enmohecer.
Descensos
fuertes de temperatura pueden dañar las partes apicales de los rebrotes más
vigorosos, todavía no lignificados. A partir de su entrada en vegetación los
efectos de una helada tardía pueden causarle gravísimos daños,
perdiéndose gran parte de la floración precoz, que puede repercutir también
en la floración tardía. Durante el período floral, el frambueso es muy
sensible a las bajas temperaturas primaverales, soportando el botón cerrado
los -1,3º C, la flor abierta -0,7º C y el fruto recién formado los -0,7º
C.
El
azote constante del viento puede dañar seriamente los retoños como los
tallos fructíferos y una excesiva deshidratación de los tejidos herbáceos
con la consiguiente marchitez. Vientos fuertes provocan la caída de frutos
maduros o la rotura de los brotes fructíferos en el punto de inserción con
el tallo. Los rebrotes pueden doblarse, rozarse y provocar daños o heridas en
la corteza.
El
frambueso precisa de suelos sueltos, no compactos, ya que su sistema radicular
no tolera los encharcamientos de agua. El suelo ha de ser rico en materia
orgánica, con elevada capacidad de retención de agua, profundo y suelto. Hay
que evitar las plantaciones en suelos arcillosos ya que al cabo de los años
pueden producirse muertes por asfixia radicular debido a la compactación del
suelo. Tampoco son adecuados los suelos demasiado sueltos, con elevados
porcentajes de grava o arena, ya que pierden muy deprisa su fertilidad y
requieren riegos muy frecuentes.En
resumen, un suelo óptimo para el cultivo del frambueso deberá ser rico en
humus, profundo, fresco pero bien drenado, suelto, de naturaleza
silíceo-arcillosa y un pH neutro o ligeramente ácido.
Las
variedades de frambueso que actualmente se encuentran en el comercio provienen
del individuo silvestre de frutos de color rojo (Rubus idaeus) que se
encuentra en Europa y de las especies y variedades de color rojo y negro de
América del Norte. Las variedades del frambueso se dividen en dos grupos:
Reflorecientes,
remontantes o bíferos. Sus vástagos fructifican en la extremidad, en
otoño del mismo año de su formación y también al año siguiente en
julio. Los frutos del otoño derivan de brotes anticipados. Estas
variedades son preferidas para los jardines como valor ornamental, porque
fructifican en verano y en otoño. Sus frutos son pequeños, poco
perfumados, poco azucarados y de baja calidad comercial.
No
reflorecientes, no remontantes o uníferos. Estas variedades son
generalmente más rústicas, más productivas aunque fructifican una vez
en julio y por esto son más adecuadas para los cultivos industriales. Sus
frutos son también más apreciados por ser más gruesos, más dulces y
más perfumados. Con objeto industrial se cultivan solamente las
variedades de fruto rojo.
Normalmente
para la elección de las variedades se tendrá en cuenta que son preferidas en
los mercados las de frutos redondos a las de frutos ovales y las de fruto rojo
a las de amarillo, por ser más perfumadas. Las variedades de objetivo
industrial deben tener las siguientes características:
Resistencia
a enfermedades.
Los
vástagos deben ser derechos, a ser posible verticales, para que permitan
el cómodo laboreo del terreno entre las filas y para facilitar la
recolección.
Las
plantas se deben renovar con vástagos de pie.
Los
frutos deben ser aromáticos, jugosos, con vivo color hermoso.
Los
frutos maduros deben estar bien adheridos para resistir los vientos y las
lluvias.
Los
frutos deben ser gruesos y con pulpa soda para poderlos transportar y
presentar bien en el mercado.
La
planta debe resistir las heladas y no ser demasiado exigente para el
terreno.