Las
palmeras o palmas son plantas arbóreas o arbustivas de la clase
Monocotiledóneas, pertenecientes al orden Espadicifloras (Príncipes) y a la
familia Palmae o Arecaceae que portan un penacho o rosetón de
hojas (corona) en la parte superior de un tallo generalmente único y no
ramificado denominado estípite. Constituyen
uno de los principales grupos botánicos de interés ornamental. En las
palmeras se encuentran más de 200 géneros y alrededor de 3.000 especies que
habitan en las zonas tropicales y subtropicales de todo el mundo.
La
gran mayoría de las especies de palmera proceden de las regiones tropicales
de América, Malasia y lugares cálidos de África. Los países más ricos en
cuanto a número de especies son Sumatra y Borneo, repúblicas de América
Central y regiones situadas al Norte del Amazonas (Brasil, Guayanas,
Venezuela, Perú y Ecuador).
Tallo,
fuste, estipe o estípite. Se trata generalmente de un tallo único y
esbelto, rara vez ramificado, pudiendo ser en función de la especie más o
menos largo, delgado o robusto, liso o áspero, cubierto de fibras, espinas,
etc. En muy pocos casos permanece bajo tierra, emergiendo únicamente las
hojas y las inflorescencias. Algunas palmeras son trepadoras y sus delgados
tallos están equipados de espinas que les ayudan a elevarse. Normalmente
destacan las especies con tallos que llegan a los 24 m de altura, pudiendo
llegar hasta los 60 m. Los estípites más finos que se conocen tienen un
diámetro de entre unos 5 y 25 cm, y los más gruesos pueden llegar a medir
hasta los 2 metros.
Las
palmeras jóvenes van desarrollando durante sus primeros años su yema apical
o palmito y su sistema radicular, lanzando hojas más y más grandes, y solo
cuando han adquirido su grosor definitivo o casi definitivo empiezan a crecer
en altura, manteniendo siempre un diámetro constante a lo largo de todo el
tallo. Las palmeras que desprenden con facilidad la hoja dejan en su punto de
unión con el tallo una cicatriz o anillo. En otros casos las hojas secas
cuelgan durante bastante tiempo del tallo y en otras disponen en espiral los
restos de vainas foliares e incluso presentan raíces aéreas.
Raíz.
El sistema radicular de las palmeras es muy fasciculado. La raíz
procedente de la radícula muere pronto y es sustituida por otras muchas
emitidas en la parte baja del tallo. Las raíces son de escasa ramificación y
no engruesan con el paso del tiempo. A medida que las raíces mueren, son
sustituidas por otras nuevas.
Hojas.
Pueden ser pinnadas, almeadas e incluso bipinnadas. Se disponen en espiral y
muy próximas unas a otras formando en la parte superior del tallo un penacho
o rosetón. La base de la vaina es de forma cilíndrica y presenta grandes
diferencias según la especie. En algunas especies el tronco termina en una
especie de pseudotallo adicional más o menos largo, liso, verde, brillante,
formado por una vaina de las hojas, alargadas, anchas, acanaladas, fuertemente
imbricadas
Flores.
Son pequeñas pero se encuentran en gran número y su color puede ser blanco,
crema, amarillo, verdoso, lila, etc., según la especie. la flor está
compuesta por tres sépalos, tres pétalos, seis estambres y un ovario
tricarpelar con tres estilos y sus correspondientes estigmas. La mayor parte
de las especies son monoicas, con flores masculinas y femeninas sobre el mismo
árbol, unas veces en la misma inflorescencia y otras en inflorescencias
separadas. Otras especies son dioicas, en pocas especies las flores son
hermafroditas. Las
flores se agrupan en inflorescencias, espádices de flores unisexuales,
envueltas por brácteas denominadas espatas. las inflorescencias surgen en las
axilas de las hojas, aunque también lo pueden hacer en la parte superior del
tallo por debajo de ellas, o encima de la corona. Las inflorescencias pueden
ser simples o ramificadas.
Frutos.
Consiste en una baya o drupa, según las especies. Pueden ser pequeños,
medianos o grandes. El epicarpio varía en cuanto a grosor, dureza y color con
la especie. El mesocarpo en algunos casos es carnoso y comestible, y en otros,
es muy fibroso. Generalmente contienen una sola semilla, pero a veces tienen
dos o tres.
Las
palmeras tropicales se desarrollan entre los 18 y 30º C. Las palmeras toleran
más o menos bien las temperaturas bajas aunque su crecimiento es más lento.
El frío reduce la actividad radicular, la traslocación de nutrientes y el
crecimiento en general, debilitando a las plantas y haciéndolas más sensibles
a los ataques de enfermedades. La mayoría de las palmeras tropicales detienen su crecimiento si las
temperaturas nocturnas son inferiores a 15º C. y sufren daños si descienden
por debajo de los 13º C. Temperaturas nocturnas de 13º C y diurnas de 25º C
son válidas cuando la iluminación, humedad ambiental y riegos son los
adecuados.
3.1.2.
Humedad.
La
humedad ambiental ideal oscila entre el 60 y 80%. Las palmeras sobreviven
durante largos períodos de tiempo con sólo un 30% de humedad ambiental, pero
después de varias semanas o meses se marchitan, pierden brillo y el ápice de
los foliolos se seca.
3.1.3.
Iluminación.
La
luz es el condicionante más importante ya que las palmeras necesitan luz pero
no sol. Si la luz es insuficiente el crecimiento es lento e incluso nulo y la
planta termina por morir. Se estima que requieren un 40% de sombra, es decir,
unos 40.000 lux. Muchas palmeras prefieren posiciones soleadas desde
el principio para lograr su óptimo crecimiento o, al menos, cuando son adultas,
requiriendo solamente posiciones permanentemente sombreadas las especies que, en
su lugar de origen, ocupan las zonas más umbrías y alcanzan un reducido
crecimiento.
3.1.4.
Vientos.
La
especial naturaleza de sus troncos hace que las palmeras sean extraordinariamente
flexibles y resistentes a los fuertes vientos. Sin embargo existen especies
que tienen hojas
frágiles y sensibles a la deshidratación provocada por el azote continuo del
viento. Los vientos secos son, además, otro factor importante a tener en cuenta si no
queremos fracasar al elegir una especie. Hojas gruesas y cerosas nos indican su
adaptabilidad a estas condiciones.
En
resumen, las palmeras prosperan mejor en ambientes húmedos, abrigados, con
temperaturas altas y con buena iluminación. Las
palmeras de origen tropical que se cultivan en maceta, requieren por lo
general agua de buena calidad, 25000 a 40000 lux y temperaturas no inferiores
a 12-15º C. Cualquier zona donde pueden darse tales condiciones puede ser
idónea para producir estas plantas.
Las palmeras se adaptan a gran número de suelos. El tipo de suelo depende de la
procedencia de la especie. Las especies tropicales necesitan de suelos muy
fértiles, neutros o ligeramente ácidos, mientras que las especies de latitudes
más secas se desarrollan mejor en suelos más pobres.
Entre
los factores edáficos que condicionan el desarrollo de las palmeras destacan el
exceso de cal, ya que bloquea la asimilación de hierro, magnesio, etc., dando
lugar a clorosis y el exceso de sal que provoca necrosis foliar y radicular,
junto a un enanismo de la planta.
Sin
embargo existen especies como la palmera datilera que prospera en casi cualquier
tipo de suelo, especialmente en los limos arenosos bien drenados. Puede tolerar
sumamente suelos alcalinos y se le puede regar con agua salada, cargada con
demasiada sal para la mayoría de las otras especies.