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    EL RIEGO EN EL OLIVAR  (Apartado 3. al 6)

1. INTRODUCCIÓN

2. NECESIDADES HÍDRICAS DEL OLIVO

3. PROGRAMACIÓN DE RIEGOS

4. FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS NECESIDADES DE AGUA DE RIEGO DEL OLIVAR

5. LA PODA Y LAS NECESIDADES DE AGUA DEL OLIVAR

6. BIBLIOGRAFÍA

    3. PROGRAMACIÓN DE RIEGOS.

En el apartado anterior se ha indicado como determinar las necesidades hídricas de un cultivo de olivo, a continuación se exponen las técnicas de programación de riegos que nos permiten calcular cuándo regar y qué dosis aplicar para evitar un déficit hídrico y, por lo tanto, una reducción de la producción.

Uno de los métodos más extendidos para la programación de riegos es el balance de agua, mediante el que determinamos las variaciones del contenido de agua del suelo mediante la siguiente expresión:

 

ETC = PE + Hb - (He + Hp + ASt - ASt-1)

 

Donde AS es el contenido de agua del suelo (mm) al inicio (t-1) y al final (t) del período de tiempo considerado. Hb, PE y Etc son, respectivamente, las cantidades de riego neto, precipitación efectiva y evapotranspiración máxima de cultivo durante ese período. 

En la metodología anteriormente descrita no está prevista la utilización de la reserva (agua almacenada en el suelo durante el periodo lluvioso, otoño-invierno). Sin embargo, en cultivos como el olivar y en las condiciones de Andalucía (pluviometría 500 mm y suelos profundos y con una gran capacidad de retención), esta reserva puede cubrir el 50-60 % de las necesidades totales máximas, por lo que su utilización es muy recomendable en programación de riegos en especial en regiones con limitados recursos de agua o cuando éstos tienen un coste muy elevado.

Puede estimarse la reserva determinando el contenido de agua del suelo explorado por las raíces a fecha 31 de marzo (método gravimétrico, sonda de neutrones, etc.), época en la que es normal que ya se haya producido el 70% de la pluviometría total anual, planteándonos no agotar el perfil durante el período de riegos (primavera y verano) por debajo de un determinado nivel umbral, denominado nivel de agotamiento permisible (NAP), que podría definirse como el contenido de agua del suelo por debajo del cual es previsible que el cultivo empiece a reducir su tasa de transpiración y por tanto su crecimiento y producción.

El agua disponible (AD) para el cultivo se obtiene por diferencia entre la humedad a capacidad de campo (CC) y la humedad a marchitez permanente (PMP) mediante la expresión:

 

AD = Zr x (CC - PMP)

 

Donde AD se expresa en mm, CC y PMP en humedad volumétrica (cm3/cm3) y Zr es la profundidad del sistema radicular en mm, que suele considerarse de 1 metro.

Una vez determinada el agua disponible en el suelo, es posible calcular
el NAP, como una fracción de la misma. En olivar puede deducirse que puede agotarse hasta un 75 % del agua disponible en el suelo sin que su producción se vea afectada.

El NAP no tiene un valor único, sino que para cada cultivo toma valores distintos, dependiendo del método de riego y de la demanda evaporativa de la atmósfera. Para el caso del olivo el NAP podría estimarse aplicando la expresión:
 

NAP = 0,75 x (CC - PMP) x Zr

 

Este agua podría consumirse como complemento al riego a lo largo de la estación, siendo recomendable programar su consumo en la época de máxima demanda (verano), de modo que los caudales manejados por hectárea sean mínimos, lo que permitirá que con el caudal disponible podamos regar una máxima superficie, así como abaratar las instalaciones de riego. 

Por último, para determinar el riego por árbol considerar el marco de plantación según:
 

R (l/olivo/día) = R (mm/día) · Superficie (m2/olivo)
 

    4. FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS NECESIDADES DE AGUA DE RIEGO DEL OLIVAR.

Las necesidades potenciales de agua del cultivo (demanda evaporativa), dependen de la climatología y tipo de suelo de la zona, así como de la reserva de agua disponible a la salida del invierno. Estos parámetros son fijos a la hora de programar el riego. Sin embargo, para dichas características edafoclimáticas, el tipo de olivar (marco de plantación y tamaño de los árboles) influye sobre las necesidades totales, así como la producción media del olivar.

Al aumentar la densidad de plantación, para un determinado volumen de copa por hectárea, aumenta la superficie de suelo cubierta por la copa de los árboles (Kr), y por lo tanto aumentan las necesidades de agua del cultivo. También aumentará la capacidad productiva de la plantación.

Así, mientras que en olivares de más de 200 árboles/ha bien regados y poco podados, el kr estaría en torno a 1, en olivares tradicionales (60-80 árboles/ha) en condiciones de secano, el kr puede ser inferior a 0,5. Las localidades con clima más cálido poseen un ETo mayor, y las necesidades de agua son sensiblemente superiores a las de las zonas más frías.    

    5. LA PODA Y LAS NECESIDADES DE AGUA DEL OLIVAR.

La poda permite regular el tamaño de los olivos, así como la cantidad de hojas o frondosidad de los árboles (índice de área foliar). Podas severas que reduzcan el volumen de la copa o su índice de área foliar permiten reducir las necesidades de agua del olivo al reducir el valor de Kr. Los ahorros de agua pueden ser importantes, del orden del 40%, al reducir el volumen de copa del olivar desde 10.000 a 8.000 m3/ha.

Pero esta reducción trae consigo una reducción de la producción del olivar. Este aspecto es muy importante ya que cuando se presentan años de sequía, los olivareros realizan tradicionalmente podas severas que de una forma muy drástica reducen el tamaño de los árboles, por lo que cuando se presentan años lluviosos o se dispone de agua suficiente para el riego, no se tiene los árboles con el tamaño que permite obtener el máximo potencial de producción, y son las grandes cosechas las que elevan el nivel medio productivo de las plantaciones.

Se aconseja realizar una poda con mayor aclareo de ramas finas que reduzca el área foliar, antes que reducir el esqueleto de la plantación (volumen de copa), pues aumentar la frondosidad del árbol es más rápido que aumentar el tamaño de los árboles.

    6. BIBLIOGRAFÍA.

BARRANCO, D., FERNÁNDEZ-ESCOBAR, R. y RALLO, L. 1999. Cultivo del olivo. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 701 pp.

CUEVAS, J. 1998 (sin publicar). Guiones de Olivicultura. Universidad de Almería. Almería. 1998.

GUERRERO, A. 1994. Nueva olivicultura. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 273 pp.

MAS, J. El olivo como árbol ornamental. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid. 1991.

ORGAZ, F. y FERERES. 1999. Riego. En: BARRANCO, D. 1999. Cultivo del Olivo. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 267-288.

PASTOR, M.; HIDALGO, J. y VEGA, V. 1997. Riego del olivar en la comarca de La Loma (Jaén). Vida Rural. Año IV nº 44. 34-40

 

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