Planta:
en una primera fase forma una roseta de hojas de duración
variable según condiciones climáticas y posteriormente
emite el tallo. De las axilas de las hojas o directamente del
cuello surgen tallitos laterales que dan lugar a
ramificaciones secundarias, en las que pueden desarrollarse
flores. Existen plantas masculinas, femeninas e incluso
hermafroditas, que se diferencian fácilmente, ya que las
femeninas poseen mayor número de hojas basales, tardan más
en desarrollar la semilla y por ello son más productivas.
Sistema
radicular: muy superficial.
Tallo:
erecto de 30 cm a 1 m de longitud en el que se sitúan las
flores.
Hojas: caulíferas, más o menos alternas y pecioladas, de forma
y consistencia muy variables, en función de la variedad.
Color verde oscuro. Peciolo cóncavo y a menudo rojo en su
base, con longitud variable, que va disminuyendo poco a poco
a medida que soporta las hojas de más reciente formación y
va desapareciendo en las hojas que se sitúan en la parte
más alta del tallo.
Flores: las flores masculinas, agrupadas en número de 6-12 en
las espigas terminales o axilares presentan color verde y
están formadas por un periantio con 4-5 pétalos y 4
estambres. Las flores femeninas se reúnen en glomérulos
axilares y están formadas por un periantio bi o
tetradentado, con ovarios uniovulares, estilo único y
estigma dividido en 3-5 segmentos.
Soporta
temperaturas por debajo de 0 ºC, que si persisten bastante,
además de originar lesiones foliares, determinan una
detención total del crecimiento, por lo que el cultivo no
rinde lo suficiente. La temperatura mínima mensual de
crecimiento es de aproximadamente 5 ºC. La adaptabilidad a
las temperaturas bajas es de gran importancia práctica, dado
que la mayor demanda de esta verdura coincide con el período
otoñal-primaveral. Las condiciones de iluminación y
temperatura influyen decisivamente sobre la duración del
estado de roseta. Al alargarse los días (más de 14 horas de
luz diurna) y al superar la temperatura los 15 ºC, las
plantas pasan de la fase vegetativa (roseta) a la de elevación
y producción (emisión de tallo y flores). La producción se
reduce mucho si el calor es excesivo y largo el fotoperíodo,
dado que las plantas permanecen en la fase de roseta muy poco
tiempo, con lo que no se alcanza un crecimiento adecuado. Las
espinacas que se han desarrollado a temperaturas muy bajas
(5-15 ºC de media mensual), en días muy cortos, típicos de
los meses invernales, florecen más rápidamente y en un
porcentaje mayor que las desarrolladas también en
fotoperíodos cortos, pero con temperaturas más elevadas
(15-26 ºC). También las lluvias irregulares son
perjudiciales para la buena producción de espinacas y a
sequía provoca una rápida elevación, especialmente si se
acompaña de temperaturas elevadas y de días largos.
Es
una especie bastante exigente en cuanto a suelo y prefiere
terrenos fértiles, de buena estructura física y de
reacción química equilibrada. Por tanto, el terreno debe
ser fértil, profundo, bien drenado, de consistencia media,
ligeramente suelto, rico en materia orgánica y nitrógeno,
del que la espinaca es muy exigente. No debe secarse
fácilmente, ni permitir el estancamiento de agua. En suelos
ácidos con pH inferior a 6,5 se desarrolla mal, a pH
ligeramente alcalino se produce el enrojecimiento del peciolo
y a pH muy elevado es muy susceptible a la clorosis.
Existen
dos variedades botánicas de la espinaca, aunque todas las
variedades comerciales cultivadas pertenecen a las de semilla
espinosa de hojas triangulares, cuyo limbo es sutil, de
dimensiones algo reducidas, superficie lisa y peciolo
bastante largo. Las espinacas se clasifican siguiendo
distintos criterios: época de siembra, forma de las hojas,
aspecto del cogollo y del tallo.
La
siembra realizada al terminar el verano permite llevar a cabo
la recolección a principios de invierno. En localidades de
clima riguroso la recolección no tendrá lugar hasta la
primavera. A fines de invierno puede sembrarse nuevamente.
Con el fin de obtener una producción escalonada, se aconseja
realizar siembras periódicas cada 20 días. La siembra debe
realizarse en terrenos ligeramente húmedos. Las hileras
distarán entre sí 20-35 cm y se emplearán sembradoras de
precisión. Estas distancias son variables, dependiendo de
las exigencias de la variedad, maquinaria utilizada,
modalidades de recolección, etc. Los culios más densos
permiten un mejor control de las malas hierbas. La semilla se
deposita a 1-2 cm de profundidad y lueo se pasa un rulo para
que las semillas se adhieran al terreno. Conviene tratar las
semillas con productos funguicidas (captan, tiram, sulfato de
plata, permanganato potásico).
Se
lleva a cabo en cultivos densos, distanciando sucesivamente
las plantas, para facilitar un crecimiento adecuado y evitar
el desarrollo de patógenos.