Planta: Planta vivaz, que puede considerarse como bianual y trianual,
conservándose como vivaz en cultivos muy abandonados y con notable
decrecimiento de la producción. Tallos, erguidos, gruesos, acanalados
longitudinalmente y ramificados, con más de un metro de altura.
Sistema
radicular: Extraordinariamente potente, que le permite adaptarse a una extensa gama
de suelos. Se inserta en un rizoma muy desarrollado, en el que se acumulan
las reservas alimenticias que elabora la planta.
Hojas: Largas, pubescentes, grandes de 0,9 a un metro de color verde claro
por encima y algodonosas por debajo. Los nervios centrales están muy marcados
y el limbo dividido en lóbulos laterales, a veces muy profundos en las hojas
basales y mucho menos hendidos en hojas de tallo.
Flores: Terminales muy gruesas, recubiertas por escamas membranosas
imbricadas y carnosas en la base constituyendo la parte comestible.
Fruto: Es un aquenio provisto de vilano, de forma oblonga y color
grisáceo, que son considerados como la semilla de la planta, pesando el litro
de 600 a 610 gramos y durando de seis a doce años su facultad germinativa.
Unas adecuadas condiciones climáticas sen extremadamente importantes en la
producción de alcachofas. La alcachofa es una hortaliza de invierno
(temporada fría) y crece con máximo esplendor de temperaturas diarias de
24º C y nocturnas de 13º C.
El rango de temperaturas
adecuado para una buena cosecha de alcachofas se sitúa entre 7-29º C, libre
de heladas. De esta forma la planta recibe la apropiada vernalización (la
floración es inducida por el frío).
Durante el periodo de cultivo se
debe evitar a toda costa que las plantas se expongan a temperaturas por debajo
de -3,8º C, pues la cosecha corre peligro de arruinarse completamente.
Los climas cálidos y secos
provocan las hojas del fruto (brácteas) tiendan a abrirse rápidamente
destruyendo la ternura de la parte comestible y la consistencia del fruto. Las
alcachofas entonces tienen un sabor amargo y son poco atractivas en
apariencia.
El tiempo frío daña
fácilmente a la alcachofa. a temperaturas cercanas o por debajo del punto de
congelación (0º C), la parte más externa de las hojas del fruto tiende a
ampollarse, proporcionando primero un aspecto blanquecino en la hoja que luego
se volverá de color marrón parduzco. Las lesiones superficiales causadas por
el frío son estéticamente indeseables pero no perjudican para nada la
calidad culinaria del fruto.
Las plantas de alcachofa tienen un sistema radicular fuerte y profundo que
puede adaptarse a multitud de suelos, pero prefiere suelos profundos,
arenosos, fértiles y bien drenados. Deben evitarse suelos ligeros con
excesivo drenaje y poca conservación de la humedad. Los suelos deben ser
llanos y estar libres de hierbas.
Soporta mal el exceso de humedad del suelo y puede adaptarse a suelos con pH
ligeramente alcalino. Es una planta resistente a la salinidad, pero un exceso
ocasiona necrosis en las brácteas internas y facilita la proliferación de
enfermedades como Botrytis y Erwinia.
Hasta hace muy poco tiempo casi todas las variedades cultivadas en el mundo
tenían una denominación geográfica, la de su lugar de origen. Blanca de
Tudela, Madrileña, Violeta de Provenza, Camus de Bretaña, Romanesco,
Espinoso Sardo, etc. Aún siguen siendo éstas con diferencia, las más
cultivadas.
Las variedades se diferencian principalmente por la forma (esférica u oval),
tamaño y color (verde o violeta) del capítulo y por la precocidad
(variedades de día corto, que necesitan haber pasado un período invernal
antes de emitir los capítulos o de día largo, capaces de producir en
otoño).
En España la variedad más cultivada, casi la única para mercado nacional,
es la Blanca de Tudela, de capítulo oval, más bien pequeño, compacto y
verde, que además, es muy temprana; es capaz de estar produciendo todo el
otoño e invierno, cuando la alcachofa se comercializa en fresco para mercado
interior o exportación, aunque sea en primavera cuando da la mayor cosecha
(la única en zonas frías), que se destina principalmente a
industrialización.
Para exportación se cultivan, en Murcia y Alicante otras variedades: Violeta
de Provenza, también de capitulo oval y temprana; Macau ( Camus de Bretagne o
Blanc Hyèrois) de capítulo esférico muy tardías y también alguna otra.
Es un procedimiento poco utilizado tradicionalmente para el cultivo comercial,
pero en los últimos años han aparecido variedades de alcachofa cultivadas a
partir de semilla. Hasta hace poco tiempo se crecía que las alcachofas
producidas a partir de cultivos de semilla eran de inferior calidad. Sin
embargo, tras las mejoras obtenidas, las alcachofas de semilla pueden ser de
una calidad excelente, tanto en aspecto externo como culinario, además de las
ventajas que aporta su utilización.
Con el cultivo mediante semilla la cosecha es anual, lo que hace que este
cultivo sea más atractivo a los agricultores. La rotación de cultivos
permite renovar la tierra cada año, eliminando plagas y enfermedades que eran
residentes en el suelo en los cultivos perennes. El empleo de semillas permite
el incremento de la densidad de plantación y por tanto incrementos en la
producción del 60-80% con respecto al cultivo tradicional. Los frutos no
tienen espinas y son más resistentes a abrirse cuando alcanzan la madurez
productiva.
4.2. Multiplicación por hijuelos.
Los hijuelos suelen tomarse entre febrero y marzo de las plantas madres,
seleccionando los más vigorosos. Se recortan sus hojas y raíces y se plantan
en viveros especiales, en líneas separadas entre sí 8-10 cm. Para el
transplante se seleccionarán aquellos hijuelos que han fructificado en le
vivero. este procedimiento proporciona plantaciones muy homogéneas y con
pocas marras pero es muy costoso.
4.3. Multiplicación por esquejes.
Es el sistema más empleado en el litoral mediterráneo. Consiste en tomar de
los pies madres sus rizomas, pudiéndose obtener de cada pie madre 4-6
esquejes, que son plantados directamente en julio agosto.
4.4. Cultivo de meristemos.
Las alcachofas reproducidas por clones poseen graves problemas de
degeneración, que pueden ser eliminados mediante las modernas técnicas de
cultivo de meristemos. Entre los problemas destacan la aparición de bacterias
endógenas, vitrificación y muerte de la planta, etc. Pero la multiplicación
"in vitro" permite obtener variedades tardías más sanas, vigorosas
y productivas, sin marras de plantación. que compensan el mayor coste de la
planta.
Al
tratarse de un cultivo bianual o trianual, la preparación del suelo debe ser
lo más perfecta posible. El suelo se prepara mediante labores profundas, que
aseguren una buena permeabilidad y aireación del suelo en profundidad.
Posteriormente se efectúan sendos pases de frutilladora para desmenuzar el
terreno superficialmente.
El
cultivo de alcachofas mediante semilla permite tanto el transplante como la
siembra directa, siendo este último el método más extendido en las zonas
productoras americanas. Los agricultores utilizan sembradoras de precisión
que dejan caer de 2 a 3 semillas cada dos centímetros, con espacios de 60-90
cm en línea. El ancho del marco varía entre 1,5-2 m. Utilizando marcos de
anchura de 1,8 m y dejando 3 semillas cada dos centímetros en una línea con
espacios de 60 cm, se necesitan aproximadamente 27.000 semillas/ha (1 kg). Las
temperaturas elevadas en el suelo pueden ocasionar que el porcentaje de
germinación decaiga notablemente.
Para
plantas propagadas vegetativamente la plantación suele hacerse en los meses
de julio y agosto, trazando surcos separados entre sí 0,8-1,2 m y entre
plantas 0,8 m. Se colocan dos hijuelos en cada
golpe, con la intención de suprimir más tarde el más débil de ellos
dejando más que uno. Los plantones no deben enterrarse mucho al hacer la
plantación, pues con ello se corre el riesgo de que se pudran. Se pueden
alcanzar densidades de 9000 plantas/ha. Se evitará transplantar si la
temperatura de la superficie del terreno es fría, ya que el punto de
crecimiento de la planta esta localizado cerca de la superficie y el frío
puede afectar considerablemente.
En
el cultivo de la alcachofa destaca la realización de estas otras labores:
Reposición
de marras. Suele efectuarse con el tempero proporcionado por el segundo
riego. Con ello eliminamos aquellas plántulas que no han arraigado bien
en el terreno tras el riego de plantación.
Recalzados
y cavas.
Escarda
química. Para el control de malas hierbas es común el empleo de los
siguientes herbicidas en preplantación: trifluralina, metobromurón,
metribuzina, metabenzotiazurón, etc. En posplantación se puede emplear
prometrina, linurón, nitrofene, simazina, etc. a las dosis recomendadas
por el fabricante.
Podas.
Al realizarse la recolección del primer año, es común realizar una
poda severa a la planta cuando ésta a empezado a secarse, para favorecer
el desarrollo de los hijuelos que garantizan la producción del año
siguiente.