4.2.
INFLUENCIA
DEL NITRÓGENO
El
N influye en el rendimiento y también en la calidad, pues de él depende el
contenido en proteínas del grano. Cuando la planta padece hambre de N,
disminuye el vigor, las hojas son pequeñas, las puntas de las hojas toman
color amarillo, que poco a poco se va extendiendo a lo largo de la nervadura
central, dando lugar a una especie de dibujo en forma de V.
Al
acentuarse la carencia de N, la hoja entera amarillea, y paulatinamente van
poniéndose amarillas las hojas por encima de la primera.
Cuando
los daños son causados por sequía, las hojas también se vuelven
amarillas, pero entonces se produce el fenómeno en todas al mismo tiempo.
La
absorción del N tiene lugar, especialmente, en las cinco semanas que
transcurren desde diez días antes de la floración hasta veinticinco o
treinta días después de ella. Durante estas 5 semanas la planta extrae el
75% de sus necesidades totales.
Las
mazorcas procedentes de plantas que han sufrido falta de nitrógeno tienen
las puntas vacías de grano.
4.3.
INFLUENCIA
DEL FÓSFORO
El
ácido fosfórico favorece la fecundación y el buen desarrollo del grano.
Favorece también el desarrollo de las raíces.
En
una carencia de fósforo, los pistilos emergen muy lentamente, lo que
origina fecundaciones que dan mazorcas irregulares y que suelen tener
carreras de granos rudimentarios.
La
absorción del fosfórico por la planta es importante en las proximidades de
la floración y continúa durante unos tres meses. Las cinco semanas de
necesidades máximas de N coinciden con las de fósforo.
4.4.
INFLUENCIA
DEL POTASIO
La
carencia de potasa origina raíces muy débiles, y las plantas son muy
sensibles al encamado, así como al ataque de los hongos.
En
las plantas jóvenes se nota a veces la carencia de potasa en que las
plantas toman tonalidades amarillas o amarillo-grisáceas, apareciendo
algunas veces rayas o manchas amarillentas. Las puntas y los bordes de las
hojas se secan y aparecen como chamuscadas o quemadas.
La
falta de potasa se nota en las mazorcas en que, como en el N, quedan vacías
las puntas.
El
maíz necesita las dos terceras partes de la potasa durante el mes que
transcurre desde quince días antes hasta quince días después de la
floración.
4.5.
MAGNESIO
En
algunas regiones españolas, en terrenos arenosos, puede presentarse
carencia de magnesio. Puede detectarse por presentar la planta rayas
amarillentas a lo largo de las nerviaciones y, con frecuencia, color púrpura
en la cara inferior de las hojas bajas.
Si
se observa la falta de magnesio puede corregirse en el maíz sembrando, en años
sucesivos, con abonos que contengan magnesio.
En
general, las mazorcas que han sufrido carencia son de menor tamaño que las
procedentes de plantas bien nutridas.
4.6.
OLIGOELEMENTOS
Algunas
veces se observan síntomas de carencia de ciertos oligoelementos, tales
como el boro. Las carencias de boro suelen producirse sólo en terrenos ácidos
y, cuando ocurren, las mazorcas aparecen arrugadas por el lado que queda
frente al tallo, mientras el resto de la mazorca es normal.
A
veces, el imperfecto llenado de las plantas no está originado por ninguna
carencia, sino porque las espatas no cubren totalmente la mazorca, pudiendo
la parte descubierta no llegar a granar por la acción de insectos o pájaros
o por accidentes meteorológicos.
4.7.
ÉPOCAS
DE APLICACIÓN
El
maíz es planta que es muy sensible a la acción de los fertilizantes, tanto
por aumento de producción como por la calidad del grano. En pocas plantas
se nota una influencia tan clara del N aportado como fertilizante en la
cantidad de proteínas del grano y, de la misma manera, una fertilización
que quede corta en N nos dará con seguridad una disminución notable de la
producción.
Dada
la importancia que tiene para la producción de la cosecha la existencia de
N abundante diez o quince días antes de la floración, la aportación de N
debe haber terminado en este momento y nunca retrasarse.
El
abonado de fondo de N puede ser la mitad o la tercera parte del abono total
suministrado. Naturalmente, todo el abono fosfórico y potásico debe
suministrarse de fondo. A veces será interesante localizar el fósforo y el
potasio al lado de las líneas en el momento de la siembra, si la siembra se
hace con máquinas sembradoras que lleven abonadoras apropiadas para este
fin.
El
abonado nitrogenado de cobertera debe suministrarse en dos veces: una en el
momento del aclare y otra un mes después.
5. LABORES CULTURALES
La
preparación del terreno tendrá por objeto la obtención de una tierra
mullida en profundidad, pero no debe quedar hueca, por lo que, una vez
trabajada, deberá ser asentada sin apelmazar. La capa superficial deberá
quedar bien nivelada y sin terrones.
Las
labores tendrán también por objeto dejar el suelo desprovisto de malas
hierbas en el momento de la siembra.
El
maíz germina a partir de los 10 ºC de temperatura media. Sin embargo, la
experiencia que tenemos en el Valle del Guadalquivir, en las provincias de Córdoba
y Sevilla, es que se puede sembrar a partir del 20 de febrero. A pesar de que
en la fecha indicada a veces no se da una temperatura media de 10 ºC, lo único
que ocurre es que la planta tarda en nacer 15-20 días, en lugar de 10-12.
En
casi todas las demás regiones españolas hay que retrasar la siembra de
acuerdo con las temperaturas que son normales, tratando siempre de rebasar los
10 ºC de temperatura en el suelo.
Existen
híbridos que son tolerantes a las altas densidades de siembra y otros que no
lo son, produciéndose en este segundo caso plantas poco vigorosas, y
esterilidad, si la población es excesiva. Son cuestiones que deben
consultarse con las casas productoras de semillas antes de sembrar. En
general, con híbridos dobles y algunos híbridos tres líneas no se podía
pasar de 60-70.000 plantas por hectárea, pues, si se excedía esa cifra, el
porcentaje de plantas sin mazorca era altísimo (20-30%), la caña se
desarrollaba muy débil y en la recolección se perdían plantas y mazorcas caídas
al suelo. Los híbridos simples admiten mayor densidad de plantas.
De
las experiencias realizadas por la Jefatura de Producción Vegetal de Córdoba
se deduce que se puede sembrar con sembradora neumática de precisión con
unas 100.000 plantas por ha. Como la nascencia viene a ser del 85-95%, la
densidad real queda en 85-90.000 plantas por ha, que la podemos considerar óptima
para esta provincia. En esa densidad, el porcentaje de plantas sin mazorca es
mínimo, no soliendo exceder del 2%.
Naturalmente
que en los secanos la densidad de plantas ha de ser menor. Para los secanos
frescos del norte de España, con variedades híbridas apropiadas, adaptadas a
siembras espesas y en tierras bien abonadas, la densidad normal debe ser de
60.000-80.000 plantas por ha.
En
cuanto a profundidad, el grano debe enterrarse poco profundo, sobre todo en
tierras fuertes y arcillosas. La profundidad debe variar entre 2 y 3 cm en un
suelo bastante húmedo y de 8 a 10 cm en tierra arenosa que se deseque fácilmente.
Lo ideal es que la sembradora abra un surco bastante profundo (de 8 a 10 cm) y
que al colocar el grano no quede cubierto más que con una capa de tierra de 3
a 5 cm.
Si
se tiene que regar para que el maíz nazca, por falta de tempero, es mejor
hacerlo antes de sembrar y hacer la sementera al oreo.
Aunque
son muchas las especies de malas hierbas que compiten con el maíz, podemos
citar como más importantes las siguientes:
Dicotiledóneas (hoja ancha):
*Amaranthus retroflexus
(amaranto o bledo)
*Chenopodium sp. (cenizos)
*Convolvulus sp (correhuela)
*Sonchus sp (cerraja)
*Solanum nigrum (tomatitos)
Monocotiledóneas (hoja estrcha):
*Poa annua
(poa)
*Cynodon dactylon (grama)
*Phalaris canariensis
(alpiste)
*Digitaria sanguinalis (pata
de gallina)
Los
principales grupos químicos que se utilizan para combatir estas malas hierbas
son:
-
Triazinas
(Simazina, Atrazina, Cianina...).
-
Amidas: a veces mezcladas con
atrazina.
-
Tiocarbamatos (EPTC, butilato, etc.)
-
Anilinas (Penoxalín).
-
Hormonales (MCPA, 2,4-D, etc.).
-
Dipirinilos
(Paracuat).
Las
binas deben comenzarse en cuanto que el maíz tiene al menos cuatro hojas,
porque se considera que ya está suficientemente enraizado.
No
debe retrasarse la primera bina por la sensibilidad del maíz a las primeras
hierbas en los primeros días de su desarrollo.
Las
binas deben continuarse para mantener el suelo limpio de malas hierbas, pero
procurando que sean superficiales para no destruir las raicillas.
Una
falta de agua en el maíz provoca el cierre de los estomas, reduciendo la
fotosíntesis, lo que afecta al rendimiento. No deben, pues, producirse,
durante el ciclo del maíz, períodos de falta de agua.
Es
particularmente perjudicial para el rendimiento una falta de agua durante la
floración. Se calcula que una deficiencia durante ella puede producir una
disminución del 30% de la cosecha.
Es
corriente proceder al despenachado del maíz después de realizada la
fecundación, reconocible porque los pistilos de la mazorca se secan. El
despenachado suele hacerse para aprovechar los penachos como forraje verde.
El
despenachado no es práctica aconsejable, ya que se produce una disminución
en el rendimiento, pero, el despenachado adelanta la maduración del grano a
costa de la disminución de su peso. Algunos aducen esto como ventaja cuando
la cosecha se encuentra muy retrasada.
El
maíz puede cosecharse desde que ha alcanzado su estado de madurez fisiológica,
que se logra cuando del 50 al 75% de las espatas se vuelven amarillas.
La
recolección del maíz comprende el arranque de las mazorcas, la eliminación
de las brácteas de dichas mazorcas, el desgranado y la siega o
desmenuzamiento de los tallos.
Lo
más corriente hoy es adaptar las cosechadoras de cereales para recoger maíz,
ya que el problema de aquellas es que, al trabajar pocos días al año, su
amortización es muy alta.
En
las zonas más cálidas de España, cuando el maíz se siembra en primera
cosecha, se deja la mazorca durante tiempo en la planta para que se seque. El
secado se puede completar al sol extendiendo el maíz desgranado sobre el
suelo con muy poca altura.
En
el maíz de segunda cosecha en estas zonas, o en el de cosecha última en
comarcas más frías, cuando la madurez se logra en períodos de lluvias, es
muy difícil conseguir su secado al sol, por lo que debe pasar por un
secadero.