El
maní o maní es otra importante fuente de aceite vegetal en las zonas
tropicales y subtropicales.
Es
nativo de la parte tropical de América del
Sur, probablemente Brasil. Aun cuando algunos países asiáticos, principalmente
China e India, producen cerca de las dos terceras partes de la cosecha mundial,
en la actualidad el maní es una fuente importante de aceite para cocinar en
los trópicos americanos, ocupando solamente el segundo lugar respecto a la
palma de aceite en África.
También
se consumen grandes cantidades de frutos, tostados o cocidos y preparados en un
sinfín de formas.
La
parte vegetativa se utiliza como forraje o ensilado para forraje.
La
producción según el anuario estadístico de la FAO, en 1976, fue de 18
millones de toneladas, producidas en 19 millones de hectáreas, con un
rendimiento medio de 9,5 Qm/ha.
El
maní es un miembro de la familia de los chícharos, del género Arachis.
Las plantas con las cuales está relacionado, incluye muchas especies de
importancia económica y muchas otras con valor ornamental.
Arachis
hypogaea L.
es una planta anual herbácea, erecta, ascendente de 15-70 cm de alto con tallos
ligeramente peludos, con ramificaciones desde la base, que desarrolla raíces
cuando dichas ramas tocan el suelo.
Las
hojas son uniformemente pinadas con 2 pares de folíolos; los foliolos son
oblongos - ovados u ovo - aovados de 4-8 cm de largo, obtusos, o
ligeramente puntiagudos en el ápice, con márgenes completos; las estípulas
son lineares puntiagudas, grandes, prominentes, y llegan hasta la base del pecíolo.
Las
flores son ostentosas, sésiles en un principio y con tallos que nacen
posteriormente en unas cuantas inflorescencias cortas, densas y axilares. El
tubo del cáliz es de forma tubular. La corolas es de color amarillo brillante
de 0k,9 - 1,4 cm de diámetro y el estándar que es de tamaño grande
frecuentemente presenta manchas moradas. Las alas son libres de la quilla
puntiaguda y de tamaño más grande. Los estambres son 9 y uno diadelfo y en
algunas ocasiones 9 y uno monoadelfo.
Después
de que las flores han sido fertilizadas, el pedicelo verdadero se desarrolla en
un tallo o estaquilla de 3-10 cm de longitud que gradualmente empuja el ovario
dentro del suelo.
Las
vainas se encuentran enterradas a 3-10 cm debajo de la superficie. Son de 1-7 cm
de largo, abultadas en su interior, y con una a 4 semillas, de color café
amarillento, con bordes prominentes reticulados y más o menos deprimidos entre
las semillas. La testa es de color rojo claro o rojo oscuro.
Se
reconocen dos grupos principales de variedades, las de planta erecta y las de
tipo rastrero. Casi todas las formas que se cultivan comercialmente pertenecen
al primer grupo.
Algunas
variedades como la Virginia, tienen vainas grandes y de paredes gruesas, en
tanto que otras, como por ejemplo la Española, tienen vainas pequeñas de
paredes delgadas con escasas semillas en su interior. La primera se cultiva para
la producción de aceite, forraje y consumo humano. La segunda generalmente no
es de alta producción siendo más difícil para descascarar, de tal manera que
se utiliza principalmente para tostarse o para cocerse.
En
todas las áreas en donde se cultivan manís, se han obtenido variedades
locales adaptadas que incluyen tipos precoces y tardíos.
El
hecho de que el cultivo de leguminosas enriquece el terreno ha sido conocido
desde antiguo, habiéndose derivado del mismo la técnica de alternar cultivos
de año en año siguiendo rotaciones en las que obligadamente interviene una
leguminosa.
Este
proceso de fijación de nitrógeno en el suelo es una consecuencia de un proceso
simbiótico entre la plantas y ciertas bacterias del género Rhizobium.
La cantidad de nitrógeno liberado por las bacterias
radicícolas depende del suelo, de las condiciones de cultivo, de la especie
cultivada e incluso de la variedad.
Voandzeia subterránea (L) Thou, es otra especie
de leguminosa que responde bajo la denominación genérica de maní. Es el
llamado maní malgache o arveja de tierra. Se trata de una legumbre matosa, herbácea y anual, con
tallos rastreros casi enterrados, de 10 a 15 cm de longitud, pero que muestra
unas características de crecimiento variadas. Hay muchos tipos diferentes de
manís malgaches, que se clasifican en tipos abiertos o esparcidos,
compactos o matosos e intermedios o semi - matosos. La planta tiene una raíz
compacta, bien desarrollada, que posee numerosas raíces laterales que crecen
hacia abajo en la parte inferior. Las raíces principales y laterales forman una
asociación con especies del género Rhizobium y forman pequeños nódulos
redondeados o lobulados. Los tallos, que se ramifican y tienen pelos, emergen
- en número de 10 a 120- de la superficie, poseyendo cada uno alrededor de 12
internódulos de los que salen alternativamente los botones de las hojas y las
flores. Las hojas son trifoliadas, el pecíolo está engrosado y su base puede
ser de color rosa, púrpura o verde - azulada según el tipo. Las hojillas son
oblongas o lanceoladas, de 2,5 a 7,5 cm de longitud y 0,8 a 3 cm de anchura. Las
flores son típicamente papilonáceas y nacen de los nódulos del tallo. Tienen
pétalos blanco - amarillentos, amarillo fuerte o rojo anaranjados, a veces,
con estriaciones marrón rojizas, y pocos tienen los pétalos rosa claro. Los de
tipo matoso presentan autopolinización, mientras que los más espaciados la
tienen cruzada. Después de la floración el ginóforo se alarga y empuja al
ovario hacia el suelo, en donde se desarrollan una o más semillas (1,25-2,5 cm
de diámetro) que pueden ser redondas, ovales, duras o arrugadas.
Este maní es originario de África tropical, pero
actualmente se encuentra en Asia y en zonas del Norte de Australia y sur y
Centroamérica.
Kerstingiella geocarpa Harms, syn. Voandzeia
geocarpa (Harms) A. Chev, es el denominado maní kersting. Esta es una
planta herbácea anual, postrada. El tallo principal tiene de 5 a 9 cm de largo,
es hirsuto - pubescente o casi glabro, dependiendo del cultivo y además posee
numerosos estolones cortos y delgados, que se extienden sobre el suelo o se
entierran parcialmente en él. las hojas son trifoliadas, las hojillas
membranosas, más o menos redondeadas en sus extremos. La hojilla principal
tiene una longitud de 6-7,5 cm y 4-5 cm de ancho. Las flores son pequeñas,
normalmente pares, blancas o blanco - verdosas, teñidas algunas veces de púrpura.
Después de la fertilización el ovario es empujado fuera del cáliz hacia el
suelo, en donde se desarrollan las vainas con las semillas, de la misma manera
que los manís. La vaina madura es indehiscente, de 1-2 cm de largo y
0,7-1,0 cm de ancho, con la cáscara de color parecido al papel y dividida por
una constricción y un septo correspondiente en dos o, a veces, tres
nudosidades. En algunas formas puede ser simple, ligeramente curvada y glabra.
Las vainas contienen de 1 a 3 semillas (generalmente dos).
El maní kersting se originó en las sabanas del
Oeste de África, teniendo una zona de cultivo muy restringida; está confinado
a Malí, Alto Volta, Nigeria, Togo y Benin.
Los
manís progresan bien en un clima cálido, ya que son susceptibles a las
heladas. La variación de temperaturas, altitud y necesidades de humedad, son
semejantes a las que requiere el maíz.
En
general se cultivan desde una latitud norte de aproximadamente 40º a una
latitud sur de aproximadamente 40º. Requieren por lo menos de 4 meses para su
madurez.
Las
lluvias que se presentan a intervalos frecuentes durante el período de su
desarrollo vegetativo, son benéficas, pero pueden ser perjudiciales si se
presentan cuando las vainas se están desarrollando o madurando. En muchos países
tropicales los manís se siembran durante la estación de lluvias en suelo
seco, o durante la estación de sequía en suelos que pueden regarse, como por
ejemplo en campos de arroz, en donde ya se ha efectuado la cosecha. Sin embargo,
si el suelo es demasiado húmedo se puede presentar pudrición y constituir un
problema serio (Pseudomonas solanacearum E. F. S.).
A
diferencia de otras leguminosas, el maní es muy particular en lo que
respecta a sus requerimientos del suelo. Este debe ser de estructura suelta, fértil
, bien drenado, con alto contenido en calcio, (pH superior a 7.0) así como en fósforo
y potasio. Las plantas son agotadoras, de tal manera que es necesario fertilizar
los cultivos siguientes como parte de una buena práctica de producción, lo
cual se debe tener muy en cuenta en la selección de los suelos para su cultivo.
Los
manís se siembran con espaciamiento de 30 a 40 cm en surcos separados de 40
a 50 cm. La capacidad de siembra es de 3 a 5 cm colocando 2 semillas en cada
mata. En forma aproximada se requieren entre 130 y 200 kg de semilla por hectárea.
La
siembra se puede hacer a mano o usando una sembradora de tracción animal o mecánica.
El número de días que tarda la floración depende de la variedad y de la
altitud (o latitud) a la cual se siembra el cultivo aun cuando en general las
plantas empiezan a florecer profusamente después de 6 a 8 semanas.
Se
deben eliminar las malas hierbas a intervalos frecuentes, para evitar la
competencia excesiva hasta que se inicia la floración. En seguida se sacan del
campo todas las malas hierbas y se forma bordo a las plantas hasta cerca de los
botones florales. Muchos productores forman bordo para las plantas más de una
vez, con el objeto de hacer que se extiendan y que cubran toda el área de
crecimiento. Tan pronto como las flores producen la estaquilla que va al suelo,
se suspende toda clase de cultivos próximos a las plantas. Después de que las
flores aparecen, los frutos estarán listos para su cosecha en un tiempo que
dura de 8 a 10 semanas.
Los
manís extraen tan grandes cantidades de fosfatos, potasio y calcio del
suelo, que es recomendable producir otro cultivo después de su cosecha, antes
de que se vuelva a sembrar maní en el mismo campo.
Al preparar la tierra para la siembra se debe fertilizar
con agua rica en materia orgánica en el caso de que el cultivo anterior haya
sido arroz, o con fertilizantes químicos. De estos últimos es una práctica
común aplicar de 225 a 350 kg de la mezcla 3-8-6 por hectárea. También las
aplicaciones de dolomita o caliza molida pueden ser benéficas, especialmente en
suelos con un pH cercano o menor de 7.0.
Respecto
a los microelementos no existen referencias acerca de su utilización para el
abonado. Si existen en cambio referencias acerca de la toxicidad de algunos
microelementos como el cinc y cobre (Borkert et al, 1998).
Aunque
no se realiza a nivel industrial, se han realizado algunos ensayos para cultivar
manís en cultivos sin suelo. Para ello se utilizó un cultivo hidropónico
con recirculación de la solución nutritiva. En este ensayo se realizaron dos
variantes, un cultivo hidropónico solo con solución nutritiva en recirculación,
sin substrato base, y otro cultivo con recirculación pero sin substrato alguno.
Los resultados mostraron que la utilización de substrato no mejoró los
resultados del cultivo sin substrato, por lo que la utilización de un substrato
en cultivos hidropónicos de manís se mostró innecesaria (Mackowiak et
al, 1998).
Las
malas hierbas pueden ser otro motivo de preocupación en las plantaciones de
manís. Estas se suelen combatir con herbicidas de preemergencia y post
emergencia. Así para el control del Amaranthus palmeri se pueden
utilizar en post emergencia el 2, 4-DB, controlando la plaga en tan solo 1 ó 3
años (Grichar et al, 1997; Grichar, WJ (1997)).