Se
realiza mediante esquejes obtenidos de las ramificaciones del arbolito de
forma artificial ya que el papayo no se ramifica hasta cuando tienen tres
o cuatros años. Los árboles viejos sufrirán la operación de desmoche o
eliminación de la cabeza o cogollo del árbol, provocando así la producción
de ramas o cogollos laterales.
Los
esquejes serán los brotes de 25-30 cm que se cortan y se cauterizan con agua
caliente a unos 50 ºC. Estos esquejes se plantan en macetas que se colocan en
lugares protegidos de los rayos solares y con humedad hasta la emisión de
raíces.
Este
método de propagación es muy laborioso y costoso ya que implica el mantenimiento de plantaciones de más de tres años para la obtención de
plantas madre.
4.3.2.
Propagación por semilla.
Es
la forma más económica y fácil de propagar el papayo. Se obtendrán
distintos resultados, según se empleen semillas procedentes de árboles
femeninos fecundados con papayos masculinos o semillas procedentes de árboles
femeninos y hermafroditas.
El
poder germinativo de las semillas del papayo suele ser corto, por lo que se
hará una siembra lo más cerca posible a la época de recolección. Esta
siembra puede ser directa sobre el terreno o previa en semillero. La siembra
en semillero se hará empleando macetas de turba y plástico negro de 10 cm de
diámetro y 15 cm de profundidad.
La
tierra del semillero deberá mantenerse húmeda, cuando las plantitas tengan
unos 10-15 cm (unos dos meses después de la siembra) de altura se
transplantarán al terreno de cultivo.
La
fructificación de la papaya se produce a los 10-12 meses después del
transplante, excepto en variedades como Betty que puede florecer a los dos o
tres meses de ser plantada. Se aconseja realizar aclareos de flores y frutos,
eliminado los más defectuosos, distribuyendo los frutos de forma que no se
dañen entre sí.
Anualmente
un papayo produce unos cincuenta frutos, de los que se deben dejar para
cosechar en plena madurez unos veinte y coger los restantes aún verdes.
El
estado de recolección se alcanza cuando los frutos empiezan a ablandarse y a
perder el color verde del ápice. la madurez se alcanzará a los 4 o 5 días
de la recolección y los frutos tomarán un color amarillo. Algunas variedades
como Betty no cambian de color.
Debido
a su piel delgada, se trata de frutos muy delicados por lo que se magullan
fácilmente. Por ello se deben envolver individualmente y empacarse con
acojinado por todos los lados para su transporte y comercialización. Se deben
mantener durante cortos periodos de tiempo a 10-12 ºC. El peso del fruto
maduro varía entre uno y tres kilos.
Los
marcos de plantación son reales a una distancia de tres metros, en hoyos con
una profundidad de 80 cm y una anchura de 50 cm. Las plantas se colocarán de
forma que el cuello esté al nivel del suelo para que el tallo no se pudra.
Las
necesidades medias de riego del papayo son de 2000 m3 anuales por hectárea
distribuidos en riegos poco abundantes cada quince días para que el suelo
esté continuamente húmedo.
Con
el empleo de sistemas de riego localizado se obtiene un gran ahorro de agua,
proporcionando un bulbo húmedo óptimo para el desarrollo del papayo.
Resiste
bien la sequía, aunque en regresión de la producción final.
En
los seis primeros meses de vida, las necesidades de nitrógeno alcanzan los
700 gramos de sulfato amónico por pie y se suministrarán mediante el riego.
Durante el resto del cultivo se suministrarán 1000 gramos anuales.
Al
hacerse la plantación deben incorporarse al terreno unos 400 a 500 gramos por
pie de sulfato de potasa y otro tanto de superfosfato de cal.
Es
decir, se empleará por cada planta 0,1 kg de un fertilizante 4-8-5 o una
mezcla similar, a intervalos de dos semanas durante los primeros seis meses y
0,2 kg de ahí en adelante.
Las
plagas que más pueden perjudicar al fruto del papayo son los nemátodos, la
araña roja, la mosca de la fruta del Mediterráneo (Ceratitis capitata)
y la mosca Toxotrypana curricanda.
Su
control es sencillo ya que basta con destruir y enterrar los frutos afectados
y el empleo de pulverizaciones de emulsiones de ésteres fosfóricos, como
malathion, dipterex o lebaycid.
También
destaca el pulgón del duraznero (Myzodes persicae), que es
transmisor del virus del mosaico. Su control se puede efectuar mediante
malathion al 25% de riqueza, diluido al tres por mil.
La
oruga del lepidóptero Erynnis alope devora las hojas del papayo pero
su control es posible aplicando carbavil o sevin, que son polvos mojables al
50 % de producto activo.
Producida por los hongos Glomerella cingulata y Colletotrichum
gloesporioides causan erosiones en los frutos maduros de la papaya.
9.2. Podredumbre del pedúnculo.
Producida por el hongo Ascochyta caricae, afecta a los frutos
tiernos destruyendo su pedúnculo y causando la caída de los mismos. También
provoca manchas negras en los frutos maduros. Este hongo se reproduce por
conidios por lo que se combate mediante maneb.
9.3. Podredumbre de la raíz.
Producida por la peronosporácea Phytophtora parasitica ataca las
raíces causando la destrucción, marchitez y muerte de las plantas. Se
desarrolla en suelos mal drenados.
La papaya contiene aproximadamente entre un 7 y 9 % en azúcares totales.
Se consume principalmente como fruta fresca, en postre o ensalada. Existe
variaciones de sabor cuando maduran en los meses de verano, ya que su
contenido en azúcar es mayor. Las semillas tienen un sabor picante. Los
frutos maduros de papaya también se emplean para hacer bebidas frescas o
bebidas suaves carbonatadas, helados, mermeladas, bolas o cubos enlatados con
jarabe, fruta cristalizada, encurtidos y pulpa seca en dulce.
Los tallos y las hojas contiene pequeñas cantidades de
carpaína, un
alcaloide estimulante del ritmo cardíaco. La fruta es fuente de papaína, un
enzima proteolítico similar a la pepsina y a la tripsina y con una textura
pulverulenta y grumosa, de color blanco amarillento, casi inodora, soluble en
agua e insoluble en alcohol y éter. La papaína se utiliza como clarificador
de la cerveza, en soluciones ablandadoras de carne y como droga para remedios
digestivos.
La papaína procede del secado del látex que se obtiene
del pinzamiento de las diversas partes verdes del papayo, principalmente del
fruto, y se empela fundamentalmente en farmacia, en las industrias de alimentación
para ablandar la carne, en la textil para macerar las fibras de lana y algodón,
y en la industria de tenería para el curtido de pieles. La extracción del
látex se consigue realizando varias incisiones sobre el fruto verde y se recoge
en unas bolsas de plástico que rodean al tronco del árbol.