Durante
la plantación se recomienda realizar un abonado con fósforo y potasio a la
profundidad explorada por el sistema radicular (20-60 cm). Si se realiza un
abonado distribuido en toda la superficie de la plantación, se recomienda
aplicar de 80 a 100 tm/ha de estiércol. Si el abonado es localizado por hoyos
se emplearán 100-300 g de superfosfato mineral, 200-500 g de sulfato
potásico y 500-1000 g de estiércol por hoyo.
Durante
el período de formación se realizará un aporte continuo de nitrógeno desde
febrero-marzo hasta junio, con cantidades comprendidas entre los 200, 400 y
600 g de nitrógeno, para el primer, segundo y tercer año respectivamente.
El
abonado de producción dependerá de los análisis foliares y de suelo
realizados, siendo los valores orientativos:
100
a 150 unidades/ha de K2O
50
a 70 unidades/ha de P2O5
200
a 300 unidades/ha de N
El
potasio y fosfatos se aplicarán a la caída de la hoja (otoño), antes de las
eventuales labores del terreno para favorecer su descenso en profundidad y los
nitrogenados momentos antes de entrar el árbol en vegetación (de febrero a
junio) para que esté a disposición de las plantas durante la floración y
cuajado, en la caída fisiológica de los frutos y en la diferenciación de
las yemas.
El
consumo anual de agua de una planta de nectarín, al igual que el
duraznero, es de 60-100 hectolitros, para una producción de 20 kg de
materia seca, lo que equivale de 2.500 a 4.000 metros cúbicos de agua por
hectárea.
Los
métodos de riego empleados en el cultivo de la nectarín son el riego por
infiltración mediante surcos, el riego por aspersión y el riego por goteo.
El riego por aspersión permite disminuir la temperatura del aire, mitigando
los efectos negativos de las altas temperaturas estivales y favorece el
crecimiento y la distribución del sistema radicular.
Las
nectaríns, si se riegan cuando están próximas a la madurez de los frutos,
pueden verse afectadas por el agrietado de la epidermis lo que disminuye mucho
el valor comercial de la producción.
Las
plagas y enfermedades más comunes en la nectarín son las mismas que afectan
al duraznero, por lo que recomendamos consultar el documento del cultivo
del duraznero y la bibliografía que aparece al final de este documento.
Así se va hacer un breve recorrido por aquellas plagas y enfermedades que
causan mayor daño en la nectarín.
8.1.
Plagas.
Como
plagas destacan la presencia de thrips durante la floración, destruyendo los
ovarios y perdiéndose el fruto, o causándoles deformaciones que los
desmerecen en los mercados. Para su control se recurre al espolvoreo de
insecticidas sistémicos y nunca en pulverizaciones ya que la piel de la
nectarín es muy sensible.
8.2.
Enfermedades.
La
nectarín como el duraznero, es muy sensible al abollado o garrafina. Esta
es una enfermedad criptogámica cuyo agente es Taphrina deformans. Se
caracteriza por la formación de abolladuras irregulares en el limbo de las
hojas. Los nervios y el peciolo se deforman y la hoja aparece acartonada. Para
su control se recomienda el empleo de caldo bordelés u otros criptogamicidas
análogos únicamente durante el invierno, ya que en plena vegetación
resultarían fitotóxicos.
En
los árboles jóvenes es común la presencia del oidio que ataca hojas, brotes
y frutos, causando grietas en éstos últimos. Se puede combatir con
polisulfuros o fungicidas orgánicos.
Se
trata de una característica varietal que repercute negativamente en el
aspecto del fruto y por tanto en su comercialización. Sólo si se ve muy
ligeramente afectada, si las condiciones edafo-climáticas son poco favorables
y si la variedad cultivada es muy apreciada y valorada en el mercado, puede
justificarse su mantenimiento en el árbol. Además de la propensión varietal,
influyen todos aquellos factores que inducen un crecimiento rápido del fruto,
como son:
Empleo
de portainjertos de ciruelo. El empleo de estos patrones puede suponer que
hasta el 80% de los frutos sufra de huesos abiertos ya que el ciclo del
fruto es del orden de 9 a 14 días más corto (florece más tarde y madura
antes). Estos significa una intensidad de crecimiento muy superior
comparado con otros portainjertos como el Franco o híbrido
duraznero-Almendro, cuyas pérdidas por huesos abiertos suponen menos
del 15% de la producción.
El
aclareo precoz favorece la aparición de huesos abiertos, al incidir en un
más rápido crecimiento.
Temperaturas
elevadas, disponibilidad de agua y de nitrógeno desde el inicio del
desarrollo del fruto favorece el crecimiento rápido de los mismos y por
tanto la probabilidad de encontrar frutos con huesos abiertos es mayor,
sobre todo cuando existe un sobreabonado nitrogenado en la primera mitad
del desarrollo del fruto.
La
poda debe ser equilibrada, podas intensas favorecen una excesiva
vegetación y una formación muy acelerada de los frutos al poseer de más
fuente de asimilados. Es interesante realizar una poda en verde entre los
10 y 15 días antes de la recolección.
El
empleo de determinadas hormonas puede favorecer la aparición de frutos
afectados por huesos abiertos.
9.2.
Cracking o Agrietado
Esta
fisiopatía está condicionada por la sensibilidad varietal y por el exceso de
lluvias. El cracking o agrietado se puede presentar bajo dos formas:
Presencia
de un grieta más o menos grande en los frutos de mayor calibre, situada
en la zona del ápice.
Presencia
de una escisión o abertura en el fruto (calibre grande) en la zona de
sutura de las dos valvas que componen el mismo.
Para
el control del cracking o agrietado es común el empleo de hormonas unas
cuatro semanas antes de la recolección, pero a esto debe acompañarle la
aplicación moderada de riegos y de la fertilización nitrogenada,
realización de podas moderadas, etc.