Especie: Prunus persica var. nectarín; Prunus persica var
laevis DC
Origen: China.
Planta: Se trata de un árbol derivado por mutación de los
durazneros comunes, y los únicos caracteres diferenciales son la ausencia
de tomentosidad en la piel del fruto. La planta, si se deja crecer libremente,
adopta un porte globoso con unas dimensiones medias de 4-6 metros.
Tallo:
Se trata de una especie basítona, un ramo vertical dejado vegetar
libremente produce brotes más vigorosos en la base y progresivamente menos
vigoroso hacia el ápice. La cortez que reviste el tronco y las ramas es de
color gris más o menos oscuro con tonalidad rojiza. Las ramas tienen la
corteza de color preponderadamente rojo oscuro o grisáceo.
Sistema
radicular: Las raíces son de color anaranjado con lenticelas muy
evidentes; están muy ramificadas, muy extendidas y poco profundas. la zona
ocupada por las raíces es casi el doble que la zona de proyección de la
copa. En sentido vertical las raíces ocupan una capa comprendida entre los
0-20 y los 80-100 cm. La profundidad del sistema radicular depende de la
aireación del terreno, de las labores de cultivo y de la presencia de raíces
de plantas próximas.
Hojas: Son oblongas, lanceoladas, con una longitud generalmente de 140-180
mm y una anchura de 40-50 mm; el limbo es liso, a veces ondulado a lo largo
del nervio central, los bordes son serrados, crenados o doblemente dentados.
Flores: Pueden ser solitarias, reunidas o en grupos de tres a cuatro,
son de dos tipos: rosáceas o campanuláceas. Las primeras tienen los pétalos
grandes, de color rosa claro, abiertos; las segundas tienen los pétalos más
pequeños, de color rosa intenso y no se abren completamente. El cáliz es
gamosépalo. El ovario es único y completamente glabro. El pistilo también
es único, pero puede ser doble o triple. El número de estambres oscila entre
20 y 25.
Fruto: Es una drupa (pericarpio membranoso, mesocarpio pulposo,
endocarpio leñoso), de forma más o menos globosa con una línea de sutura y
una cavidad alrededor del pedúnculo. Su piel es lisa, de coloración
atrayente, pulpa muy sabrosa y el hueso es libre, no está adherido a la pulpa
como en el durazno.
Las nectaríns son frutales propios de las zonas de poca altitud, desde el
mismo nivel del mar hasta alturas de 300 metros. Estas no tienen la necesidad
de un largo reposo invernal como ciertas variedades de duraznero,
prefiriendo climas de inviernos cortos y relativamente templados y veranos
largos de atmósfera seca, por ser muy sensible a las humedades, ya que pueden
favorecer el desarrollo de enfermedades y la pérdida del fruto por
agrietamiento.
La nectarín puede soportar durante el invierno temperaturas inferiores a -7º
C; el botón floral soporta los -3,9º C; las flores abiertas los -2,5º C y
los frutos recién formados -1,6º C, con temperaturas menores puede perderse
la cosecha.
La nectarín requiere suelos profundos, bien drenados, ligeros y de naturaleza
ácida, ya que sufre como los durazneros un exceso de alcalinidad que
sobrepase de los límites tolerados.
De pretender implantar la nectarín en suelos muy compactos y de relativo
drenaje y elevado valor de pH, es recomendable utilizar el portainjerto del
ciruelo Brompton por su afinidad y buen desarrollo. El que debe rehusarse como
portainjerto es el del ciruelo Damas. Tampoco es recomendable emplear en estas
tierras el franco de la misma especie o del duraznero.
La elección de una variedad está muy ligada a factores o parámetros de tipo
económico, por lo que habrá que sopesar o tener en cuenta su productividad,
la calidad (calibre, forma, color, calidad gustativa, resistencia a
manipulaciones) y su rusticidad (sensibilidad a las bajas temperaturas, a las
enfermedades, a las fisiopatías: cracking o agrietado, huesos abiertos,
frutos gemelos, etc.).
La capacidad o potencialidad de cada una de las variedades se pondrá más en
manifiesto cuanto mejor se realicen las técnicas de cultivo (poda, aclareo,
riego, abonado, estado de madurez al recolectar, etc.).
Existe un gran número de variedades de nectarín, la mayoría procedentes de
los Estados Unidos, pero en general, todas ofrecen una piel lisa, fina y
brillante, tomando diversas coloraciones que se intensifican según los
climas, siendo las variedades tempranas las que ofrecen coloraciones más
fuertes.
En el mercado se pueden encontrar nectaríns de pulpa blanca y nectaríns de
pulpa amarilla. A continuación se recogen algunas de las variedades de nectarín más cultivadas en la mayoría de los países,
y se encuentran clasificadas en función del periodo de maduración de sus
frutos:
Tabla 1. Resumen de las variedades comerciales más importantes de
nectarín