Existen
muchos procedimientos de reproducción de Lilium, aunque las variedades se
propagan fundamentalmente a partir de bulbillos obtenidos de esquejado de
escamas, o de bulbillos de las axilas de las hojas.El
cultivo de bulbillos hasta alcanzar tamaño comercial tarda unos dos años y
normalmente corre a cargo de empresas especializadas.
La
reproducción por semilla se emplea con fines de mejora y en las variedades
para jardín de L. longiflorum. Actualmente existe la posibilidad de
propagación in vitro, mediante el cultivo de embriones en los cuales estos se
cultivan en un medio artificial.
La
plantación debe programarse con antelación para que a la llegada de los
bulbos se proceda inmediatamente a su colocación en el terreno. Si no se
realiza inmediatamente, los bulbos se podrán conservar hasta 8-10 días en
cámaras con temperaturas de 0-2º C.
Normalmente
existen dos épocas de plantación:
Plantaciones
de septiembre a noviembre, buscando la producción invernal y huyendo de
las elevadas temperaturas del verano.
Plantaciones
de enero a marzo de cara a la producción de primavera.
Las
densidades de plantación dependerán del tipo de Lilium a cultivar, del
calibre del bulbo y del momento de plantación. En épocas de menor
luminosidad de emplearán densidades menores y en épocas de mayor
luminosidad, las densidades mayores. En general puede utilizarse 80 bulbos/m2
para calibre 10/12, 60-70 bulbos/m2 para calibres 12/14 y 50-60
bulbos/m2 para calibres 14/16.
La
profundidad de plantación está muy relacionada con la facultad que poseen
algunos híbridos de emitir raíces de tallo. Estas raíces salen de la parte
enterrada del tallo, por lo que el bulbo debe ponerse a suficiente profundidad
para facilitar el desarrollo de las mismas. Para plantaciones invernales la
profundidad adecuada es de unos 8 cm, mientras que en plantaciones de verano
será de 10-12 cm.
A
pesar de enterrar bastante el tallo, casi todos los híbridos pertenecientes a
los géneros Speciosum y Longiflorum, así como algunos
cultivares de gran crecimiento de los otros grupos, necesitan entutorado para
evitar que se tuerzan o quiebren. Lo más práctico es recurrir a mallas de
nylon con cuadros de 12,5 x 12,5 cm o de 15 x 15 cm. Se colocará una sola
malla y se irá elevando a medida que crezca el cultivo.
Durante
las tres primeras semanas debe existir una humedad constante en el suelo,
evitando los encharcamientos, dando riegos muy frecuentes y poco caudalosos.
Esto ayuda a rebajar la temperatura del suelo, se disminuye la concentración
de sales y facilita la emisión de raíces del tallo.
Desde
tres semanas antes de la recolección hasta el momento de la recolección
existe otro momento crítico de máximo consumo de agua, que debe ser
considerado en el cálculo de las necesidades hídricas.
El
Lilium exige agua de buena calidad, no debiendo sobrepasar 1 gr/l de sales
totales y 400 mgr/l de cloruros.
En
general el riego deberá ser muy frecuente y en pequeñas dosis, dependiendo
de la naturaleza del suelo y de la evaporación, eligiendo las horas tempranas
de la mañana para regar y permitir así que a media tarde las hojas estén
secas.
Normalmente
el Lilium no destaca por sus exigencias nutritivas, siendo la naturaleza del
soporte edáfico, más que su predisposición vegetal lo que hace necesaria
esta práctica. Así, para el abonado de suelos pesados, arcillosos o
similares, se recomienda aportar de a a 1,5 m3 de turba para 100 m2 de suelo.
Si el suelo es fresco y ligero, con pequeño poder de retención de elementos
nutritivos, se añadirá de 1 a 1,5 m3 de estiércol por 100 m2 de suelo y
posteriormente proporciones de NPK formuladas como sulfatos y superfosfatos.
La
fertilización más recomendada es alternando riegos con nitrato cálcico (0,7
g/litro) con otros de un abono equilibrado 3:1:2, a razón de unas 150 ppm.
Todo ello a partir de la cuarta semana de plantación. El nivel de sales en el
sustrato debe vigilarse, procurando que la conductividad del extracto 1:2 no
sobrepase los 2 milimhos/cm.
Las
malas hierbas pueden ser un problema importante según modalidad y ciclo de
cultivo; en caso de cultivo en invernadero puede haber una gran proliferación
de malas hierbas si se ha utilizado como abono de fondo o enmienda estiércol,
ya que es portador de semillas.
Es
común el empleo de la escarda química durante las primeras fases del
crecimiento y cuando el Lilium no ha desplegado aún sus hojas. La materia
activa más empleada es el cloroxuron a dosis de 50 g/m2. La aplicación es de
preemergencia de las malas hierbas, al atardecer, dando un riego inmediatamente
después para lavar las plantas de Lilium y evitar quemaduras por contacto del
producto.
El
momento óptimo es cuando los dos o tres primeros botones florales empiezan a
colorear y antes de que se produzca la apertura o antesis. Se cortará el
tallo floral por su base a unos 2 cm de su cuello.
La
anticipación al momento óptimo de recolección puede llevar consigo el que
los botones no finalicen su desarrollo completo, corriendo el riesgo de que no
abran ninguna flor o no lo hagan la mayoría de ellas. El retrasar la
recolección, provoca un mayor número de flores abiertas que desprenden polen
y pueden mancharse entre sí. Además al ser una flor grande y delicada sufre
bastante durante la manipulación y transporte, depreciándose fácilmente.
Tras
la recolección se deben seguir una serie de pasos que aseguren la adecuada
conservación y comercialización de la flor, para que esta no sufra daños.
Es
preciso realizar una limpieza de las hojas basales del tallo hasta una altura
de unos 10 cm para mejorar la apariencia de éste e incluso alargar la vida
útil de la flor al aumentar la facilidad de absorción de agua. Según el
mercado de destino las flores se clasificarán en función de la longitud del
tallo o del número de botones florales.
Una
vez clasificadas se agrupan en ramos de 5 unidades y se protegen con papel de
celofán perforado. Se colocan en cajas de cartón, que poseen unas aberturas
u orificios de ventilación para la evacuación de etileno, y se envían en
camiones frigoríficos a temperaturas de 1-2º C al centro de consumo. Si es
preciso el almacenamiento, los ramos se colocan en recipientes con agua limpia
y se añade algún conservante como hiposulfito de plata, pasándolos
inmediatamente a una cámara frigorífica donde se mantendrán a una
temperatura de 3-4º C, durante un periodo máximo de tres días.
Los
parámetros de calidad que determinan la correcta comercialización de las
plantas de Lilium son la longitud del tallo, número de botones florales,
longitud del botón floral y la firmeza del tallo.