2.3.
ABONOS CON INHIBIDORES DE LA NITRIFICACIÓN
Las principales pérdidas de
nitrógeno cuando se aplican fertilizantes amoniacales y de la urea, se
producen después de su conversión a nitratos. Existen ciertos materiales que
son tóxicos para las bacterias nitrificantes y cuando se añaden al suelo,
pueden inhibir temporalmente la nitrificación. Por tanto, reducen las
pérdidas de nitratos por lixiviación y desnitrificación y se aumenta el
rendimiento de los fertilizantes amoniacales, así como del nitrógeno
amoniacal que se origina a partir de la descomposición de la materia
orgánica en el suelo.
La inhibición no debe ser total y
estos productos deben ser selectivos, de forma que sólo actúen sobre los
microorganismos nitrificantes, y no sobre otros microorganismos de las
plantas. Estos productos resultan muy efectivos en suelos arenosos, para
evitar el lavado de los nitratos y en suelos encharcados, para evitar la
desnitrificación.
Son productos derivados de la
pirina y la pirimidina y entre ellos el más empleado es la nitrapirina o
2-cloro-6-(triclorometil) piridina (N Serve). Se aplica principalmente en
cereales (trigo, maíz y algodón) a 0,30-0,55 kg.Ha-1 de producto
activo. A dosis superiores los productos pueden verse alterados. Su
persistencia en el suelo es de 2-3 meses y se elimina por volatilización y
degradación a otros compuestos. Dicha persistencia depende fundamentalmente
de tres factores:
- Textura del suelo: al aumentar
el tamaño de las partículas, disminuye la persistencia del producto.
- Contenido de materia orgánica:
la persistencia aumenta con dicho contenido, ya que el producto queda
retenido en la materia orgánica.
- Temperatura del suelo: al
aumentar la temperatura, disminuye la persistencia del producto, ya que
aumenta su velocidad de degradación. Por otro lado, el aumento de la
temperatura favorece la actividad de los microorganismos nitrificantes.
Su aplicación en siembra de
cereales en otoño evita las pérdidas del nitrógeno sobrante del cultivo
anterior, del excedentario en la siembra y del originado a partir de la
transformación de la materia orgánica.
Dada su gran volatilidad, este
producto debe enterarse al menos a 5 cm de profundidad, antes de que haya
transcurrido una hora desde su aplicación. Sin embargo, esto no es necesario
cuando se aplica con amoníaco anhidro, ya que la nitrapirina es soluble en
éste.
Otros inhibidores de uso menos
extendido son: tiourea, diciandiamida, fenil isotiocianato, sulfatiazol,
algunas triazinas, etc. Estas sustancias consiguen los mismos resultados, en
cuanto a inhibición de la nitrificación, que aquellas que esterilizan
parcialmente el suelo, tales como la mezcla de 1,3-dicloropropeno y 1,2-dicloropropano
(DD), y 2-amino-4-cloro-6-metil pirimidina. Así, un trabajo realizado en
Carolina del Norte (EEUU) mostró que cuando ciertos compuestos se aplicaron
para el control de una infestación de nemátodos en terrenos para el tabaco,
hubo una reducción en la nitrificación del fertilizante amónico añadido.
Los productos utilizados fueron etilen dibromuro, una mezcla de dicloropropeno
y dicloropropano, y metilbromuro. Estos estudios en principio no estaban
relacionados con la nitrificación, pero se llevaron a cabo a causa de los
efectos deletéreos sobre la calidad del tabaco resultante del uso de
nematicidas. Posteriormente se encontró que estos efectos nocivos disminuían
con las cantidades de nitrato aplicadas al cultivo en aumento progresivo.