2.5.
Efectos
negativos sobre la salud
Nosotros mismos nos vemos afectados por la polución aérea, tanto directamente,
como resultado de respirar los contaminantes perjudiciales, como indirectamente,
debido a que la acidificación del suelo conduce a que los metales tóxicos se
introduzcan en la cadena alimentaria.
2.6.
Corrosión
y destrucción de la herencia cultural
Las edificaciones y los monumentos históricos de más de una docena de países
europeos, y entre ellos España, están experimentado una corrosión acelerada.
Así, por ejemplo, el Partenón ha sufrido más en los últimos 30 años el
efecto de la erosión de lo que lo hizo durante los 2.400 anteriores y en
nuestro país el tesoro pictórico del museo del Prado, ha estado sufriendo la
deterioración a causa de la contaminación.
Todo ello se debe a las emisiones de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno,
que se convierten en ácidos fuertes que atacan tanto a edificios antiguos como
nuevos, siendo los más afectados los objetos y estructuras de materiales
fácilmente degradables, como la caliza y la piedra arenisca.
2.7.
Otros
efectos de los contaminantes distintos de la acidificación
Los contaminantes que causan la acidificación también toman parte en algunos
problemas medioambientales:
Eutrofización. La deposición de nitrógeno procedente de las emisiones de
óxidos de nitrógeno y amoníaco, conduce a un excesivo nivel de nutrientes en
ambientes que normalmente son pobres, causando un declive de la
biodiversidad. Así mismo, el exceso de nitrógeno también es un problema en
los mares y océanos, donde el desarrollo anormal de la masa de algas provoca el
empobrecimiento en oxígeno.
El ozono troposférico, tal como se explicó anteriormente, se forma en la atmósfera por los óxidos de nitrógeno y
los compuestos orgánicos volátiles en presencia de la luz del sol. Es un gas
venenoso que daña cosechas agrícolas, árboles y personas. Se trata de un
importante contaminante transfronterizo que en ocasiones puede afectar a
diversos países vecinos. En el norte de Europa se ha estudiado con cierto
detalle la fenomenología de este gas, mientras que en el sur de Europa, aún se
desconocen muchos de los procesos y condiciones implicados en la formación de
altas concentraciones de ozono. Esta región presenta ciertas peculiaridades que
influyen en la aparición de episodios fotoquímicos tales como: altas
temperaturas, elevada insolación, orografía compleja, altas emisiones
biogénicas, ciclos diarios de vientos locales, etc. No obstante, en toda Europa
se han detectado elevados niveles de ozono que frecuentemente superan los
umbrales de protección a la salud y a la vegetación establecidos en la
Directiva 92/72 CEE. Esto ha llevado a la necesidad de reunir toda la
información relevante por parte de los Estados miembros, con objeto de elaborar
la futura directiva hija sobre el ozono. Con dicho fin, del 4 al 7 de
marzo de 1997 se celebró en Valencia el I Seminario Técnico sobre la
Contaminación por Ozono Troposférico en el sur de Europa.
El cambio climático. Casi la totalidad del azufre y una gran proporción de los
óxidos de nitrógeno que se emiten a la atmósfera proceden de la combustión
del carbón y otros combustibles fósiles, siendo estos también la fuente de
emisión del dióxido de carbono que contribuye al cambio climático.
Para evitar los daños por acidificación, eutrofización y ozono troposférico,
la demanda mínima supondría una reducción de las emisiones de óxidos de
azufre y óxidos de nitrógeno en al menos un 90 %, y un 75 % en aquellas de
compuestos orgánicos volátiles y amoníaco, con respecto a los niveles
detectados a principios de los años 80. No obstante, las necesidades son
variables entre los distintos países y regiones, dependiendo de la intensidad
de tales emisiones.
En el período de 1980 a 1995, las emisiones de azufre en Austria, Finlandia y
Suecia cayeron por encima del 80 %, las de óxidos de nitrógeno en un 10 % y
las de amoníaco en un 15 % aproximadamente. Estos datos muestran que se está
llevando a cabo una importante labor, pero aún queda un largo recorrido para
alcanzar el objetivo de no sobrepasar las cargas críticas.
El consejo de administración de ambiente de la Comisión europea, en sus
preparaciones para las estrategias de la UE para combatir la acidificación y la
contaminación por ozono troposférico, estimó que las medidas ya acordadas o
propuestas, llevadas totalmente a cabo, reducirían las emisiones europeas
totales de los cuatro contaminantes que acidifican y forman ozono - dióxido de
azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y amoníaco -,
en un 62, 38, 37 y 16 %, respectivamente, hacia el año 2010, en comparación
con los niveles de 1990. Esto supondría una reducción de la superficie de
áreas naturales en las que se superan las cargas críticas de acidificación en
un 80%, de 93 millones de hectáreas en 1990 a 17 millones de hectáreas hacia
el 2010. A su vez, descendería en aproximadamente dos tercios la exposición de
seres humanos a las concentraciones excesivas de ozono.
Es posible reducir las emisiones de contaminantes aéreos a los niveles de las
cargas críticas, sin realizar grandes sacrificios financieros o materiales.
Esto puede llevarse a cabo de muy diversas formas, aunque básicamente se
identifican dos tipos de medidas: técnicas, que implican la aplicación de
medios tecnológicos, y estructurales, que suponen un uso más eficiente de la
energía. Sin embargo, es difícil establecer una separación entre ambas
estrategias, y en la mayoría de los casos resulta más rentable la combinación
de ambas, tanto desde el punto de vista medioambiental como desde el económico;
la reducción de las emisiones de contaminantes acidificantes simplemente
aplicando las técnicas disponibles, no es el mejor medio ni el más barato.
Resulta más sostenible a largo plazo la sustitución de la energía fósil por
fuentes de energía renovables, así como la modificación de los medios de
transporte, procurando también el descenso de los niveles del gas
predominantemente responsable del efecto invernadero: el dióxido de carbono. No
obstante, según un estudio desarrollado en relación con la estrategia de
acidificación de la Comisión de la UE, la adopción de un grupo de medidas
basadas en las mejores técnicas disponibles aún resultaría rentable, ya que a
pesar de suponer un coste anual de 73 mil millones de ecus hacia el año 2010,
los ingresos en forma de salud mejorada y corrosión reducida de los edificios
alcanzarían hacia el mismo año al menos un valor de 91 mil millones de ecus.
Esto además conllevaría beneficios adicionales, tales como la reducción
drástica de la eutrofización en Europa, así como del problema de la
acidificación de los ecosistemas.
3.1.
Tecnología para el control de las emisiones
Tanto las plantas de combustión como los vehículos, pueden equiparse con
tecnología de control de emisiones que puede eliminar en un 90 %, e incluso
más, las emisiones de carácter acidificante. Pero además a largo plazo será
necesario sustituir el carbón y otros combustibles fósiles.
En el caso del SO2, se puede actuar en tres puntos distintos del
ciclo para reducir las emisiones: eliminando el azufre del combustible,
eliminándolo durante la quema o desulfurando los gases emitidos.
-
La eliminación de azufre o desulfuración del combustible supone
la eliminación del máximo contenido de azufre combustible del carbón antes de
su combustión. Este azufre puede encontrarse en forma orgánica o inorgánica,
y solamente este último se elimina mediante el lavado del carbón. El carbón
se tritura, separándolo posteriormente del azufre por distintos métodos. La
instalación de una planta de lavado en las centrales que queman lignitos, es
una medida necesaria para reducir las emisiones de SO2, pero nunca
suficiente.
-
La desulfuración durante la combustión se lleva a cabo mediante
"lechos fluidizados" en los que se introducen adsorbentes (caliza o
dolomia), consiguiendo la eliminación de una parte del SO2,
que queda en una capa de CaSO4. Los inconvenientes que presenta este
sistema se deben a que no puede aplicarse a plantas ya instaladas, sino en las
nuevas, y no de gran potencia, y que la desulfuración no es tan efectiva como
cuando se realiza sobre los gases emitidos.
-
En el caso de la de SO2 a partir de los gases emitidos, se aplican los
procesos de desulfuración de gases (FGD), que son los más eficaces en
la reducción de estas emisiones. Así se consiguen disminuciones del 85-95 %,
con la ventaja además de poder aplicarse a grandes térmicas que ya están en
funcionamiento. Las técnicas FGD son las más extendidas en centroeuropa y las
más apropiadas para aplicar en las grandes centrales de nuestro país.
Independientemente de la puesta a punto de las dos estrategias mencionadas,
también a nivel personal se puede colaborar, intentando reducir el consumo de
energías fósiles e incrementando el de aquellas que se consideran renovables.