| Cursos On Line | Maquinaria | Empresas | Video | Instrumentos  
Síguenos:      Facebook     Twitter     Youtube
 

 
 Toda la agricultura chilena en internet  
gricultura chilena en internet  

    LA NORMALIZACIÓN EN LOS TRACTORES AGRÍCOLAS (Parte 1 de 2)

 

La Normalización ha sido durante años algo ciertamente desconocido fuera de un reducido grupo de técnicos especializados, a pesar de los beneficios que de su actividad se han derivado tanto para el productor como para el consumidor. Basta señalar para justificarlo el hecho de que la transferencia de tecnología, de la que depende el desarrollo de los países, va siempre unida a la normalización industrial.


Se solía considerar que cuando un producto se normalizaba perdía su identidad y que todos los productos que cumplían una determinada norma se hacían iguales entre sí. En otras ocasiones, como consecuencia de cierta publicidad interesada, se presentaba al producto normalizado como el único con calidad suficiente que llegaba al consumidor.


Sin embargo, un producto que no cumple ninguna "norma" puede tener una calidad excelente y de ninguna manera el producto normalizado debe perder su identidad y originalidad.


Esta visión simplificada de la Normalización, que dentro de ciertos límites puede ser verdadera, no es sino algo accesorio en el complejo mundo de la Normalización.


Es frecuente que el agricultor, o el pequeño fabricante de maquinaria agrícola, reciban información en la que aparece la palabra "normalizada" para referirse a determinados elementos de sus máquinas, en la mayoría de los casos sin entender lo que significa, ni alcanzar a comprender las ventajas que les proporciona el hecho que determinados elementos se encuentren normalizados.


Sin embargo, para los usuarios de los tractores y de la maquinaria, hay muchas ocasiones en las que sin saberlo sienten la necesidad de la Normalización: cualquiera que haya tenido que enganchar un apero a un tractor habrá sufrido las molestias que pequeñas diferencias en los elementos de enganche producen en el momento de la unión.



Cada trabajo de normalización finaliza con la elaboración de una Norma Técnica que debe ser un conjunto de información ordenada que afecta a una pieza, máquina, sistema o producto, bajo cualquiera de sus aspectos dimensionales, de calidad, de utilización o de ensayo, a condición de que exista un interés común de los implicados en el proceso de fabricación o en la utilización. La existencia de un verdadero interés común hará que la Norma se aplique, aunque no se establezca administrativamente su obligatoriedad. La participación de todos los implicados en un problema normalizable resulta fundamental si se quieren alcanzar los objetivos previstos y no publicar un documento que nadie utilizará.


En el desarrollo de cada Norma se sigue siempre la misma pauta, lo cual facilita su lectura e interpretación. Esta pauta establece que la Norma se inicie señalando el Objeto y el Campo de aplicación en los que queda reflejado lo que se pretende con la Norma y a qué va dirigida. Seguidamente se reseñan otras Normas que pueden ser antecedentes o complementarias del documento considerado, junto con la terminología, definiciones, abreviaturas y símbolos que se van a utilizar en todo el documento. A continuación, si la Norma lo exige, se reseña la instrumentación que se precisa para la aplicación de la Norma junto con sus especificaciones, dándose particular importancia a la precisión que se debe alcanzar en medidas y determinaciones. La Norma se completa con los diferentes apartados sobre aspectos específicos a los cuales se les añade una aplicación o ejemplo si se considera necesario. El último apartado establece la correspondencia de la Norma con otras Normas Internacionales, o Nacionales de países distintos, señalando el grado de semejanza que puede ser total (correspondencia íntegra) o en determinados aspectos parciales.


A cada Norma Técnica se le asigna un número de orden que, según el organismo que la elabora, puede ser por simple cronología de publicación, o con una cierta clave que sirve para conocer el grupo de trabajo que se encargó de su elaboración.



La normalización en el medio agrícola tiene una complicación adicional, en comparación con la normalización industrial, por las propias características del sector: usuarios que han tenido que aprender por sí solos a elegir y manejar las máquinas que utilizan y pequeños fabricantes que no pueden pagar un asesoramiento técnico orientador.


La gran multiplicidad de máquinas y aperos que se pueden acoplar al tractor pone de manifiesto la necesidad de contar con un conjunto de Normas que permitan conseguir esta intercambiabilidad, sin que sea necesaria una continua modificación de los elementos de fijación o de trabajo, e independientemente del origen de fabricación de la máquina o del tractor.


Las primeras Normas de uso agrícola tuvieron esta misión. En 1927 los técnicos de la Asociación Americana de Ingenieros Agrónomos (ASAE) establecieron las normas constructivas y de funcionamiento de la toma de fuerza con la que se dotaban los tractores que entonces se construían. Un sistema tan simple como era un eje capaz de suministrar potencia a la máquina accionada, dejaba de ser operativo si no se establecía un convenio que fijara el sentido de giro y las dimensiones del acoplamiento. A esta normativa siguieron otras, como el dimensionamiento del enganche en tres puntos para tractores, definido en 1939, que junto con el de la toma de fuerza pronto tienen una aceptación mundial.


La maquinaria para la agricultura se produce en series reducidas, en comparación con otros bienes de equipo, y sólo contando con un amplio mercado pueden bajarse los costes de producción. Así lo entendió la ISO (International Organization for Standarization)y desde el principio se dio gran importancia a la normalización del material agrícola y forestal. Para ello se creó un Comité específico, el TC 23 denominado de "Tractores y maquinaria agrícola y forestal". Paralelamente a este Comité Técnico internacional, en el seno de IRANOR primero y después dependiente de AENOR, al igual que lo hicieron los diferentes Institutos de Normalización de los países miembros, se creó la Comisión Nacional correspondiente, la CTN 68, que participa en los trabajos internacionales de ISO en el campo de los tractores y la maquinaria agrícola y forestal, la cual también se responsabiliza de la normalización nacional en este ámbito de actuación.


La estructura internacional del Comité Técnico 23 de ISO está formada por una Secretaría que coordina los trabajos y 19 subcomités encargados cada uno de una parte específica del campo atribuido al Comité.


En un campo tan amplio como el de los tractores y la maquinaria agrícola y forestal, cada subcomité tiene asignada su función: terminología, ensayos, seguridad, tractores, maquinaria para trabajo del suelo, para tratamientos fitosanitarios, para recolección, vitivinícola, se siembra y abonado, de transporte agrícola, de ganadería, de jardinería, símbolos normalizados, maquinaria forestal, para olivicultura, forestal de mano, de riego y equipos electrónicos constituyen los campos de actividad de cada uno de los subcomités.


Las Normas ISO publicadas, que afectan a los tractores agrícolas, han sido elaboradas en su mayor parte por el TC 23 / SC 4 "Tractores", aunque otras proceden de  SC 2 "Ensayos comunes" y SC 3 "Seguridad".



SIGUIENTE PÁGINA |

 




 








abcAgro.com

abcAgro es un portal agrícola chileno que pertenece a Infoagro.com.

En abcAgro encontrará infinidad de documentos e información de acceso libre redactada por profesionales del Agro. 
  Canales     Empresa

| Quienes somos

| Contacto

| Prensa

| Promocione con nosotros
  Servicios

| Suscripción

| Colaborar
 
 
| Frutas
| Hortalizas
| Viticultura
| Forestales
| Cítricos
| Olivicultura
| Flores y ornamentales
| Cultivos anuales
| Aromáticos
| Fertilizantes y fitosanitarios
| Semillas y viveros
| Riego
| Maquinaria e implementos
| Agroindustria
| Industria auxiliar
| Agricultura alternativa
| Calidad, seguridad e higiene
| Logística y transportes
   
 
 
 
© infoagro.com - C/ Capitán Haya, 60, 28020, Madrid