La lechuga,
pertenece a la familia de las compuestas y su nombre
botánico es Lactuca sativa. Es una planta anual.
La raíz, que
no llega nunca a sobrepasar los 25 cm de profundidad, es
pivotante, corta y con ramificaciones. Las hojas están
colocadas en roseta, desplegadas al principio; en unos casos
siguen así durante todo su desarrollo (variedades romanas),
y en otros se acogollan más tarde.
Cuando la
lechuga está madura, es cuando emite el tallo floral, que se
ramifica. Las flores de esta planta son autógamas.
Las semillas
en algunas variedades tienen un periodo de latencia después
de su recolección, que es inducido por temperaturas altas.
Muchas variedades germinan mal en los primeros dos meses
después de su recolección.
Este cultivo
soporta peor las temperaturas elevadas que las bajas. Como
temperatura máxima tendría los 30 ºC y como mínima puede
soportan temperaturas de hasta 6 ºC. La lechuga exige
que haya diferencia de temperaturas entre el día y la noche.
Cuando la
lechuga soporta temperaturas bajas durante algún tiempo, sus
hojas toman una coloración rojiza, que se puede confundir
con alguna carencia.
La humedad
relativa conveniente para la lechuga es del 60 al 80%, aunque
en determinados momentos agradece menos del 60%. Los
problemas que presenta este cultivo en invernadero es que se
sube mucho la humedad ambiental, por lo que se recomienda
cultivarlo en la calle, cuando las condiciones
climatológicas lo permitan.
No es bueno
que la temperatura del suelo baje de 6-8 ºC.
Los suelos
preferidos por la lechuga son los ligeros, arenoso-limosos,
con buen drenaje. El pH óptimo se sitúa entre 6,7 y 7,4. En
los suelos humíferos, la lechuga vegeta bien, pero si son
excesivamente ácidos será necesario encalar.
Este cultivo,
en ningún caso admite la sequía, aunque la costra del suelo
conviene que está seca para evitar en todo lo posible la
aparición de podredumbres de cuello.
Los mejores
sistemas de riego, que actualmente se están utilizando para
el cultivo de la lechuga son , el riego por goteo (cuando se
cultiva en invernadero), y las cintas de exudación (cuando
el cultivo se realiza en la calle), como es el caso del
sudeste de nuestro país.
Existen otras
maneras de regar la lechuga como el riego por gravedad y el
riego por aspersión, pero cada vez están más en recesión.
Referente al
abonado, diremos, que es un cultivo muy exigente en potasio.
La planta al consumir más potasio va a absorber más
magnesio, por lo que habrá que tenerlo en cuenta a la hora
de equilibrar esta posible carencia.
También, la
lechuga, en el primer estado de desarrollo es muy exigente en
molibdeno.
El
aporte de estiércol en cultivo de lechuga se realiza a razón de 3kg/m2,
cuando se trata de un cultivo principal desarrollado de forma independiente de
otros. No obstante, cuando se cultiva en invernadero, puede no ser necesaria
la estercoladura, si ya se aporté estiércol en los cultivos anteriores.
La
lechuga es una planta exigente en abonado potásico, debiendo cuidar los
aportes de este elemento, especialmente en épocas de bajas temperaturas. Sin
embargo, hay que evitar los excesos de abonado y principalmente nitrogenado,
con objeto de prevenir posibles fitotoxidades por exceso de sales y conseguir
una buena calidad de hoja y una adecuada formación de los cogollos. También
se trata de un cultivo bastante exigente en molibdeno durante las primeras
fases de desarrollo, por lo que resulta conveniente la aplicación de este
elemento vía foliar, tanto de forma preventiva como para la corrección de
posibles carencias.
El
abonado de fondo puede realizarse a base de complejo 8-15-15, a razón de 50
g/m2. Posteriormente, en sistema de riego tradicional por gravedad, un abonado
de cobertera orientativo consistiría en el aporte de unos 10 g/m2 de nitrato
amónico. En suelos de carácter ácido el nitrato amónico puede ser
sustituido por nitrato de cal a razón de unos 30 g/m2,aportados en cada
riego, sin superar el total de 50 g/m2. También son comunes las aplicaciones
de nitrógeno vía foliar, en forma de urea, cuando los riegos son
interrumpidos y las necesidades de nitrógeno elevadas.
En
fertirrigación, la programación puede realizarse de la siguiente forma:
-En
caso necesario, aportar unos 25 g/m2 de abono complejo 8-15-15, como abonado
de fondo.
-Tras
la plantación, regar diariamente durante 4-5 días sin aporte de abono, para
facilitar el enraizamiento de las plantas.
-Durante
el primer mes, regar tres veces por semana, aportando las siguientes
cantidades de abono en cada riego:
0,30
g/m2 de nitrógeno (N).
0,10
g/m2 de anhídrido fosfórico (P2O5).
0,20
g/m2 de óxido de potasio (K2O).
-Al
mes siguiente, regar tres veces por semana, aplicando en cada riego: