El
apio pertenece a la familia de las Umbelíferas; en esta especie vegetal hay
dos variedades botánicas: Apium graveolens var. Dulce y Apium graveolens var.
Rapaceum; este último es el apio-nabo; el primero es el apio, que es el
cultivo que vamos a describir a continuación.
Tiene
raíz pivotante, potente y profunda, con raíces secundarias superficiales.
Del cuello de la raíz brotan tallos herbáceos que alcanzan de 30 a 80 cm de
altura.
Las
hojas son grandes que brotan en forma de corona; el peciolo es una penca muy
gruesa y carnosa que se prolonga en gran parte del limbo.
En
el segundo año emite el tallo floral, con flores blancas o moradas; el fruto
es un aquenio.
La
semilla tiene una facultad germinativa media de 5 años; en un gramo de
semilla entran aproximadamente 2.500 unidades.
Según
Thompson y Kelly, la floración en el apio se motiva principalmente por la
acción de temperaturas vernalizantes durante un cierto tiempo (normalmente
temperaturas por debajo de 7 ºC a 10 ºC, actuando por un período
comprendido entre 14 y 28 días), cuando la planta ya tiene un cierto tamaño,
momento en que es capaz de recibir el estímulo vernalizador.
Desde
que se planta hasta que se recolecta tiene una duración aproximadamente de
unos 4 meses.
Es
un cultivo de clima templado, que al aire libre no soporta los fríos de
invierno en el interior de España: cuando la planta está en el periodo de
desarrollo, si ocurre una disminución fuerte de temperatura durante algunos días,
puede dar lugar a que la planta florezca antes de tiempo; este problema se ve
disminuido cuando el suelo está acolchado con lámina de plástico.
Necesita
luminosidad para su crecimiento.
El
apio no es demasiado exigente en suelos, siempre que no sean excesivamente húmedos.
Requiere un suelo profundo, ya que el sistema radicular alcanza gran longitud
vertical.
Es
exigente en boro, por lo que este elemento no debe faltar en el suelo.
Soporta
mal la salinidad, tanto del suelo como del agua de riego.
Este
cultivo es exigente en humedad del suelo, pero sin que llegue a ser exagerada;
los riegos deben permitir que el suelo esté en un estado perfecto de humedad
de tempero. Si el suelo sufre sequedad da lugar a un embastecimiento de los
tejidos y, por tanto, a una pérdida de calidad.
Cuando
está en las primeras fases de su desarrollo, el riego debe ser abundante y
regular, ya que la plántula debe tener un crecimiento continuo. En todo su
ciclo, este cultivo sufre estrés si hay escasez de agua en el suelo.
Se
puede regar tanto por gravedad como por riego localizado como por aspersión
(el riego por aspersión resulta interesante en este cultivo).
Las
variedades de apio hay que diferenciarlas en dos grandes grupos: variedades
verdes, que necesitan se le haga la práctica de blanqueo (en invernadero) si
se quieren obtener pencas blancas, y variedades amarillas que no necesitan de
esa práctica.
Dentro
de estas dos modalidades hay que distinguir las características siguientes:
resistencia a la “subida” a flor, grueso de las pencas, altura de las
pencas, peso medio de la planta, número medio de pencas por planta.
3.1.Variedades
verdes.
Entre
las más utilizadas destacan: De Elne (raza Isel), Pascal, Repager R. (raza
Istar), Florida 683 y Utah-52-70 R.
3.2.Variedades
amarillas.
Estas
variedades se blanquean por sí solas. Celebbrty, Golden Spartan, Dore Chemin
y Golden Boy son las más comunes.
Cuando
se inicia el crecimiento vegetativo no conviene que el “corazón” de la
planta se recubra con tierra, ya que se puede producir una parada vegetativa
del crecimiento. Por esta razón, cuando se den al cultivo las labores de bina
que sean necesarias, se evitará que caiga tierra en el centro de la planta;
también en este estado de crecimiento no se harán labores de recalzar las
plantas.
En
cambio, cuando el cultivo esté en pleno desarrollo, es conveniente aporcar
las plantas; con esta operación se aumenta la longitud de las pencas.
Escardas.
El
apio no admite competencia con las malas hierbas al principio de la vegetación,
ya que su crecimiento es lento; es necesario mantener limpio el suelo con
labores de escarda.
El
uso de herbicidas de contacto para umbelíferas (zanahoria), como aceites de
petróleo del tipo “stoddard-solvent”, puede ser útil en este cultivo,
por no ser herbicidas residuales.