1.Taxonomía y
morfología.
El
algodonero (Gossypium) pertenece a la familia de las malváceas. De este género
se conocen unas 45 especies, que son anuales, bianuales y perennes, herbáceas,
arbustivas y arbóreas.
La
raíz principal es axonomorfa o pivotante. Las raíces secundarias siguen una
dirección más o menos horizontal. En suelos profundos y de buen drenaje, las
raíces pueden llegar hasta los dos metros de profundidad. En los de poco
fondo o mal drenaje apenas alcanzan los 50 cm.
El
tallo principal es erguido, y los tallos secundarios, que parten del
principal, tienen un desarrollo variable.
El
algodón textil es un aplanta con raíces penetrantes de nutrición profunda.
El tallo principal es erguido.
Las
flores son dialipétalas, con 4 brácteas y estambres numerosos que envuelven
al pistilo: es planta autógama, aunque algunas flores abren antes de la
fecundación, produciéndose semillas híbridas.
El
fruto es una cápsula con tres a cinco carpelos, que tiene seis a diez
semillas cada uno. Las células epidérmicas de las semillas constituyen la
fibra llamada algodón. La longitud de la fibra varía entre 20 y 45 cm, y el
calibre, entre 15 y 25 micras.
Después
de la maduración del fruto se produce la dehiscencia, abriéndose la cápsula.
La floración del algodonero es escalonada, por lo que la recolección es
también escalonada.
La
provincia más productora de algodón es, con diferencia, Sevilla, seguida de
Córdoba. Además de en Andalucía, se siembra también algo en Murcia y
Alicante, aunque muy pequeña extensión.
El
aprovechamiento principal del algodonero es la producción de fibra textil. La
semilla produce del 18 al 20% de aceite comestible, y el orujo o torta se
utiliza para la alimentación ganadera. La torta tiene una alta riqueza en
proteínas, pero tiene también un alcaloide denominado gosipol, que es tóxico.
Hoy se prepara una torta de la que se extrae el gosipol, pero hay que tener
cuidado, sobre todo en la alimentación de cerdos y aves, por los residuos de
gosipol que puedan tener.
2.Exigencias del
cultivo.
El
algodonero procede de climas tropicales, pero se cultiva entre los 42º de
latitud Norte y los 35º de latitud Sur, excepto en las zonas del Ecuador,
donde el exceso de lluvia dificulta su explotación.
Existen
variedades precoces de 3.500 ºC de integral térmica y variedades de ciclo
largo de 4.000 ºC.
El
algodonero no germina por debajo de los 14 ºC y es planta que necesita alta
temperatura. Su germinación es muy delicada, teniendo que estar el terreno en
muy buen tempero. Si no tiene la humedad apropiada, no nace, y si se pasa de
humedad, se pudren las semillas. Si después de nacer se producen días algo
fríos, la planta muere y obliga a efectuar resiembras.
La
maduración y apertura de frutos exige mucha luz y temperatura y le son muy
perjudiciales las lluvias de otoño.
Durante
los 30 días que preceden a la floración, el algodón es muy sensible a la
sequía.
La
polinización y cuajado de cápsulas se hace mejor en tiempo seco, aunque con
humedad en el terreno. Las raíces del algodonero necesitan terreno profundo y
permeable para que respiren bien. Le perjudica la acidez, por lo que requiere
reacción neutra o alcalina, aunque no tolera el exceso de cal. Es bastante
tolerante a la salinidad.
El
algodonero no es muy exigente en la fertilidad del suelo. En terrenos muy fértiles,
arcillosos y, sobre todo, en los limosos, el desarrollo vegetativo es muy
bueno, pero al prolongarse el ciclo hay gran número de cápsulas que no
llegan a madurar, siendo la floración muy escalonada.
En
terrenos menos fértiles alcanza menos altura, pero fructifica bien y, sobre
todo, es menor la proporción de cápsulas que no llegan a madurar por
alcanzar los fríos.
La
nascencia del algodón, que por su extremada delicadeza es el mayor problema
que tiene dicho cultivo, se produce mucho mejor en terrenos que están de
rastrojo de trigo o sobre maíz que sobre remolacha, en contraposición a lo
que ocurre en la mayor parte de las plantas. Parece que los residuos de
remolacha que quedan en el terreno favorecen la producción de hongos, que
producen la podredumbre de la semilla o de las raíces una vez nacida la
planta. Aunque en la zona del algodonero se cultiva poca papa en regadío,
tampoco le va bien la papa como cultivo anterior, probablemente por la misma
razón que hemos apuntado para la remolacha.
El
algodonero puede cultivarse muy bien varios años en el mismo terreno, siempre
que no haya problema de ataque de verticilosis.
3.Variedades.
Las
variedades cultivadas pertenecen a tres especies:
Gossypium
hirsutum, o algodonero americano, que es originario de México, de fibra
normal, de 25 a 30 mm de longitud por 20 a 25 micras de calibre.
Gossypium
barbadense, o algodonero egipcio, que es originario de las Antillas, de fibra
larga, de 35 a 45 mm por 15 micras. De él se obtienen los tejidos de más
calidad.
Gossypium
herbaceum, o algodonero indio, de fibra corta, de 20 a 25 mm por 25 micras.
En
España se cultivan las variedades americanas. Antes se cultivaba algo de
algodón egipcio, sobre todo en Levante, pero aunque no haya desaparecido del
todo, su cultivo está muy limitado por tener un ciclo demasiado largo.
En
1996 (último año datado), la variedad más sembrado fue la Crema 111, con un
41,6% de la superficie sembrada, seguida por la Tabladilla 16, con el 12,8% de
la superficie y detrás la Corona con el 11,2%.
4.Abonado.
Una
tonelada de algodón supone una extracción media de 60 kg de N, 25 kg de P2O5
y 48 kg de K2O.
Las
producciones en Córdoba y Sevilla, donde se alcanza el mayor rendimiento de
España en regadío, oscilan entre los 3.000 y 4.000 kg/ha, pudiendo llegar,
en años muy buenos y con otoños secos, a un techo de 6.000 kg/ha.
En
secano, donde actualmente se cultiva muy poco, las producciones oscilan entre
500 y 1.000 kg/ha. Las mayores producciones en secano se han alcanzado siempre
en la provincia de Cádiz, por favorecerle la mayor humedad relativa de la atmósfera.
5.Densidad de
plantas.
En
la zona del Bajo Guadalquivir, y en una siembra normal, la densidad de plantas
debe estar entre 125.000 y 150.000 plantas/ha. En la Vega se debe ir a
siembras más claras.
La
densidad de siembra depende de la fecha de siembra, terreno, variedad y
salinidad. Un retraso en la fecha de siembra lleva aparejado un aumento de la
dosis de siembra.
Es
conveniente indicar que en el Bajo Guadalquivir se
están utilizando densidades de hasta 200.000 plantas/ha.
La
dosis de siembra a utilizar normalmente debe ser de 18 a 20 kg/ha en siembras
bajo plástico y el doble en siembra al aire libre.