DIEFENBAQUIA
1.-GENERALIDADES.
2.-MULTIPLICACIÓN.
3.-CULTIVO.
4.-PLAGAS,
ENFERMEDADES Y FISIOPATÍAS.
1.
Generalidades.
Género originario de Brasil,
perteneciente a la familia de las aráceas, que incluye unas veinte especies.
Las
diefembaquias presentan hojas anchas, bien definidas, con llamativas manchas
variegadas variables según la especie, por lo que resultan atractivas en
combinación con plantas de hojas verdes y gruesas.
La
mayor parte de las plantas que se comercializan son híbridos o variedades de Dieffenbachia
picta (D. Maculata), de hojas ovales y manchas o marcas de color
marfil. Estas marcas también es posible encontrarlas en la variedad "Exótic".
En las variedades "Camilla", "Marianne" y "Rudolph Roehrs" casi la totalidad del
limbo foliar aparece de este color crema.
Las
diefembaquias de hoja grande pertenecen a la especie D. Amoena, siendo
la variedad más popular la "Tropic snow".
Especies
menos comunes combinan el amarillo y verde (D. Bausei) y otras
presentan hojas gigantes (D. Bowmanni). La única que dispone de hojas
totalmente verdes es D. Oerstedii.
Gracias
a las técnicas de propagación in vitro se desarrollan rápidamente nuevos
híbridos, como pueden ser "Triumph", "Victory" y "Tropic
Star", aunque siempre perduran y dominan en el mercado las variedades que
verdaderamente son más competitivas.
La
savia de estas plantas puede resultar tóxica, por lo que es conveniente
lavarse las manos después de tocarlas.
Desarrollo:
son
plantas de desarrollo bastante rápido (de 30 a 46 cm por año en interior,
según la variedad). Las variedades más pequeñas pueden alcanzar hasta 60 cm
de altura y las de mayor tamaño, los 120 cm.
Longevidad:
son
plantas de larga vida, aunque a los 3-4 años, cuando la planta comienza a
perder las hojas inferiores, es mejor sustituirlas por otras más jóvenes.
Época
de floración: sólo algunas de las
plantas más maduras producen flores, aunque suelen arrancarse. Son parecidas
a las del aro, verdes, delgadas y apenas llamativas.
2.
Multiplicación.
A
nivel comercial y dependiendo de la variedad, la reproducción se lleva a cabo
mediante esquejes apicales o mediante propagación "in vitro". En
algunos casos la planta madre se propaga "in vitro" y y a
partir de ésta se obtienen los esquejes. Dichas plantas madre pueden
cultivarse directamente en el suelo cuando son de gran porte con calor de
fondo.
Debe
prevenirse el ataque de patógenos a los esquejes recién cortados, ya que son
muy susceptibles debido a su elevado contenido en agua. Para ello, se
realizarán los tratamientos fitosanitarios oportunos, empleando material
vegetal sano, así como sustrato y herramientas de corte esterilizados.
Cuando
no se dispone de suficiente material vegetal pueden emplearse esquejes de
tallo que presenten por lo menos un entrenudo completo.
Los
esquejes se colocan en macetas individuales, sobre arena o mezcla de turba y
arena, con calor de fondo de 24-26 ºC y temperatura ambiental de 22 ºC.
Deben protegerse del sol directo y mantenerse con suficiente humedad
ambiental. En estas condiciones el enraizamiento se produce en 4-6 semanas,
dependiendo de la variedad. Pueden emplearse hormonas para un mejor
enraizamiento.
3.
Cultivo.
Trasplante:
las plantas propagadas "in vitro" se llevan en estado IV a bandejas
multilóculos de 3-4 cm y se trasplantan a los 2-3 meses a macetas de 12-14
cm.
Temperatura:
debe situarse entre 20 y 30 ºC, aunque sobreviven períodos
cortos a temperaturas de hasta 10 ºC, con el riesgo de que se produzca la
caída de hojas inferiores.
Humedad
relativa: debe mantenerse elevada.
Luz:
son más tolerantes a las zonas semiumbrías que la mayoría de las plantas
variegadas, aunque las necesidades de luz dependen de la variedad. Para las de
porte pequeño son adecuados 30.000-40.000 lux, mientras que para las de mayor
porte es suficiente con 25.000-30.000 lux.
Substrato:
debe ser bastante suelto, pudiendo emplear una mezcla de turba con
cortezas o de turba con arena y tierra vegetal, llevándolo a pH en torno a la
neutralidad.
Fertilización: puede
aplicarse un abonado de fondo a razón de 2 gramos por litro de la siguiente
mezcla (Jiménez y Badia, 1973):
Nitrato
amónico: 35 %.
Superfosfato
de cal: 25 %.
Sulfato
potásico: 23 %.
Carbonato
cálcico: 13 %.
Carbonato
de magnesio: 4 %.
Posteriormente
pueden aplicarse en riego, cada 10-15 días, 200 ppm de un abono completo con
equilibrio 2:1:3 (Caballero y Jiménez, 1990).
Puede
aplicarse fertilización carbónica a razón de unos 1.000 ppm, controlando
así la apertura de los estomas y, por tanto, los ataques bacterianos.
4.
Plagas, enfermedades y fisiopatías.
Aparición
de hojas amarillas con telarañas en el envés, que puede producirse en
cualquier época del año debido a los ataques de araña roja (Tetranychus). Pulverizar
con abamectina o dienocloro o aplicar en riego oxamilo o aldicarb.
En
zonas cálidas los ataques de cochinillas pueden causar serios daños. Los
acaricidas aplicados en riego ayudan a su control. Otras materias activas
indicadas son diazinon y quinalfos.
Los
pulgones y trips pueden ser controlados con insecticidas empleados para el
tratamiento de otras plagas.
Son
numerosas las enfermedades que pueden afectar a estas plantas. Entre las
enfermedades causadas por hongos se encuentran las manchas foliares y las
podredumbres de tallo y raíces.
Colletotrichum
y Leptosphaeria producen manchas foliares de tipo circular durante los
meses invernales que pueden combatirse con benomilo, mancozeb, metiltiofanato,
etc.
Myrothecium
es otro hongo que da lugar a la aparición de manchas foliares a lo largo de
los nervios en plantas jóvenes. Se combate con los productos mencionados en
el apartado anterior.
Rhizoctonia
y Phytophthora causan podredumbres de tallo y raíz. Además Phytophthora
puede atacar también a las hojas. Para combatirlos dan buenos resultados las
siguientes materias activas; TMTD, PCNB, furalaxyl y quinoleato de cobre, este
último también con acción bactericida y casos concretos de fitotoxicidad en
ciertas variedades.
Erwinia
produce podredumbres húmedas de hojas, tallos y raíces de forma grave y
frecuente, pudiendo resultar un factor limitante para el cultivo. Para su
control se recomienda la eliminación de plantas enfermas, llevar a cabo un
manejo adecuado del cultivo (abonado, riegos, etc.) y realizar tratamientos
preventivos con productos a base de cobre y antibióticos.
Clorosis
internervial: puede deberse por un lado a la falta de
humedad en el sustrato y, por otro, al efecto del aire frío.
Generalmente, el frío afecta a las hojas más jóvenes y la falta de humedad
a las más viejas.
Un
exceso de sales hace que el tamaño de la hoja sea menor de lo normal, que
éstas se curven hacia abajo y que los bordes aparezcan quemados.
Pérdida
de las hojas: las razones más probables para hojas jóvenes son: temperatura
excesivamente baja, aire seco o corrientes de aire frío. Las hojas maduras
tienden a caer de forma natural con el paso del tiempo.
Hojas
superiores de tamaño inferior al normal. Iluminación deficiente; llevar la
planta a un lugar más iluminado.