|
|
2. ENFERMEDADES CAUSADAS POR HONGOS
La filoxera es el enemigo más temible de la vid. Es un pulgón (Phylloxera vastatrix) cuyo único huésped conocido es la vid. La filoxera se encuentra en las formas "gallícola", "radicíola" y "alada y sexuada". En sus formas radicíola vive y se alimenta de las sustancias contenidas en la raíz mediante sus picaduras, siendo al poco tiempo causa de podredumbre de la raíz y de muerte de la planta.
El insecto se propaga por las formas aladas, las cuales son arrastradas por el viento a largas distancias y de un viñedo a otro. Los ataques del insecto en la raíz de la planta se caracterizan por unos abultamientos en forma de nudosidades o tuberosidades y de un cierto grosor, que interrumpen las corrientes de savia. En su forma gallícola el ataque se manifiesta en la cara superior de las hojas por una especie de abultamiento o agalla provocada como causa de la puesta del insecto que suele ser extraordinaria.
En el primer año del ataque del insecto, sus efectos son casi imperceptibles. En el año siguiente en que los sarmientos se cortan, las hojas pierden lozanía y en sus bordes desaparece la clorofila, tomando un tono amarillento; los frutos caen antes de su madurez debido a la podredumbre de las raíces, y la planta muere.
El control de la filoxera se basa en el injerto de variedades europeas sobre portainjertos resistentes. La Riparia, la Rupestris, la Berlandieri, puros o hibridados, ofrecen una gran garantía. A veces es necesaria una lucha directa en la parte aérea de la planta, mediante tratamientos de invierno/primavera en el momento de la aparición de las agallas de la primera generación, a base de lindano.
Las larvas de Melolontha melolontha L., Melolontha hippocastani L. y Anoxia villosa L. causan, a veces, marras importantes en las plantaciones jóvenes y en los viveros. Los adultos miden de 25 a 30 mm, su cuerpo es de color oscuro-negro y alas de color rojo-pardo. Las larvas miden de 40 a 46 mm., son arquedas y de color blanco lechoso, con cabeza gruesa y provista de fuertes mandíbulas.
Los daños están provocados por las larvas sobre los portainjertos entre los 20-40 cm de profundidad, mediante mordeduras a distintas alturas casi siempre de forma helicoidal, ocasionando en las cepas una vegetación raquítica e incluso la muerte.
Para el control de los gusanos blancos se indican las siguientes estrategias de lucha:
No realizar la plantación en parcelas donde se haya detectado la presencia de estas plagas, sin hacer previamente un tratamiento con un insecticida granulado a todo el terreno.
En aquellos viñedos ya establecidos donde se constate su presencia aplicar un insecticida granulado al suelo en primavera y enterrarlo. Al injertar en campo o plantar con injertos, aplicar el insecticida granulado alrededor de las yemas antes de hacer el montón de tierra.
En los viñedos establecidos donde existan gusanos blancos, inyectar insecticidas líquidos al terreno por medio de inyectores a unos 20-40 cm de profundidad junto a las plantas detectadas.
Existen varas especies de lepidópteros que pueden conocerse como polillas del racimo pero en España solo destaca la especie Lobesia botrana Den. y Shiff.
Los daños están provocados por las larvas de la primera generación que destruyen los botones florales, flores e incluso frutitos recién cuajados, que reúnen en glomérulos o nidos en los que vive. Las larvas de segunda y tercera generación producen daños más severos e incluso pérdida de cosecha y sobre todo la calidad en la uva de mesa, debido a que se alimentan de las bayas y penetran en ellas. A estos daños directos se asocian daños indirectos como podredumbres del racimo.
Para el control de la polilla del racimo se recomienda tratar contra la segunda y la tercera generación, en uva de vinificación, con diferentes productos y estrategias. Si se utilizan productos convencionales, los recomendados son clorpirifos, malatión, tiodicarb, etc., pero siempre realizando el tratamiento cuando se produce el máximo de vuelo de adultos y las larvas que salen estén en su estado más sensible. Si se desea emplear productos biológicos, se puede aplicar Bacillus thuringiensis, coincidiendo con el inicio de la eclosión de los huevos. Se pueden emplear otros métodos alternativos como la confusión sexual, por difusión masiva de feromona; métodos autocidas, mediante el empleo de machos estériles; empleo de reguladores del crecimiento, es decir, sustancias análogas a las hormonas juveniles.
Este pequeño coleóptero (Haltica ampelophaga Guer.) provoca diversos síntomas y daños en la vid. Los adultos perforan el limbo de las hojas practicando agujeros más o menos extensos, y las larvas respetan la epidermis de la cara opuesta y los nervios de las hojas, dejándolas con aspecto parecido aun fino encaje. Si el ataque es importante puede afectar a las hojas incipientes de las yemas que acaban de abrir, llegando a atacar incluso a los racimos recién formados, lo que supone unas pérdidas en la cosecha.
Desde el punto de vista práctico solo causan daños de importancia los adultos procedentes de la invernación, y las larvas de la primera generación, que es cuando la vid comienza su desarrollo vegetativo y es más sensible a los ataques. El control de la altica se realiza con productos químicos como el fenitrotion, malation o triclorfon.
Las termitas, hormigas blancas o comegés más comunes en las cepas son Calotermes flaviocollis, F. y Reticulitermes lucifugus Rossi, ambas pertenecientes al orden Isopteros.
Los síntomas y daños que provocan se manifiestan en el interior del tronco y brazos de las cepas, por zonas carcomidas y profundas galerías ocupadas por las hormigas blancas. Al excavar sus galerías entre la madera podrida y las partes sanas, cada año la parte de madera sana se va reduciendo, por lo que la cepa parcialmente vacía por el interior, pierde vigor y la vegetación languidece, la cepa se vuelve muy frágil y llega a morir.
El método de protección más eficaz es el preventivo y consiste en:
Mantener un buen estado vegetativo mediante labores culturales, abonado apropiado y adecuado estado sanitario.
Aplicar mastic a los grandes cortes de poda, vía de entrada de las termitas.
Evitar heridas en las cepas por pases de aperos.
Eliminar la leña en descomposición sobre la que puedan instalarse parejas colonizadoras.
Evitar el empleo de tutores de madera utilizando como soporte los alambrados.
Arrancar y quemar las cepas afectadas.
Los ácaros tetraníquidos Panonychus ulmi y Tetranychus urticae pueden causar daños potencialmente elevados en las superficies vitícolas cuando las condiciones estivales les resultan favorable. Para su control es importante realizar un seguimiento de sus densidades de población y aplicar productos autorizados (dicofol, fenbutestan, hexitiazox, etc) en los momentos en los que los umbrales de tratamiento son superados.
Se conoce así a los daños producidos por un pequeño ácaro de la familia de los eriófidos (Calepitrimerus vitis Nal., sin. Phyllocoptes vitis Nal.). Los síntomas durante el inicio de la brotación se manifiestan por una brotación anormal muy lenta, hojas abarquilladas con abultamientos, nervios de las hojas muy patentes, entrenudos cortos y un mal cuajado.
Los daños más importantes están causados por las hembras invernantes al iniciarse el desborre, ya que dificultan la brotación de las yemas, provocando posteriormente el aborto de algunas flores y un mal cuajado.
Para el control de la acariosis se recomienda realizar tratamientos en punta verde con aceites de invierno más etion o paration o metil-paration, o bien con aceites de veranos e iguales organofosforados. También se pueden emplear materias activas como azufre en espolvoreo, bromopropilato o endosulfan. Como medidas culturales se aconseja quemar todos los restos de poda y no coger para injertar sarmientos de las parcelas atacadas.
| SIGUIENTE PÁGINA |